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Zapaticos Notuerce: la inspiradora historia de un dolor que se transformó en la alegría de miles de niños

De un momento de crisis nació una idea que le ha cambiado la vida a los más pequeños en Colombia y el mundo. Con valentía, esfuerzo y grandes aliados surgió este emprendimiento que hoy en día es motivo de inspiración.

Cortesía Zapaticos Notuerce

Un trágico accidente laboral en Barrancabermeja, Santander, le cambió la vida a Luisa Fernanda, una ingeniera química nacida en Bogotá, que se enfrentó al momento más difícil de su vida: la pérdida de un bebé y las secuelas físicas que dejó en sus manos este desafortunado episodio, las cuales le impidieron continuar ejerciendo su profesión.

En medio de la impaciencia, el dolor y la impotencia de no poder seguir con su vida normal, Luisa se aferró a lo único que le quedaba y le daba fuerzas para continuar: su fe. Fue en ese momento cuando su camino se iluminó y comenzó a darse cuenta que muchos de los niños que la rodeaban en el hospital no contaban con el calzado adecuado para su desarrollo, así que decidió que era el momento de ponerse en los zapatos de otros para ella misma ponerse de pie.

Así nació Zapaticos Notuerce, un emprendimiento que se nutre de grandes ingredientes: un milagro de vida, un entorno dedicado al calzado como lo es Santander, las ganas de ayudar a otros y las sonrisas de miles de niños que gracias a este tipo de calzado pueden tener estabilidad al momento de dar sus primeros pasos.

Cortesía Zapaticos Notuerce

En el baúl de un carro, con un letrero escrito en cartulina y paseándose por los parques de un territorio que es conocido por pisar fuerte en el sector del calzado, Luisa comenzó a dar a conocer su negocio sin pensar en la enorme competencia que la rodeaba. Fue así como empezó a obtener muy buenos comentarios por parte de los padres de familia, quienes fueron sus principales impulsores y el mejor voz a voz en el nacimiento de esta compañía.

Grandes aliados

Como todo emprendimiento, el camino ha estado lleno de altos y bajos, pero nunca se ha dado por vencida. En medio de la pandemia lo apostó todo para entrar al mercado de Estados Unidos, pero se enfrentó a una gran crisis económica porque la operación no le dio resultados. Sin embargo, Luisa acudió nuevamente a su fe para salir de este difícil momento y, cuando menos lo pensó, se cruzó a grandes aliados que la ayudaron a recobrar el camino.

Uno siempre encuentra las personas correctas en el momento adecuado”, asegura la empresaria, quien cuenta que recibió una invitación del Banco Caja Social para tomar una asesoría financiera que más adelante se convirtió en su solución para volver a darle vuelo a su compañía, apoyarse en ellos financieramente con préstamos y créditos y, como ella misma lo indica, “desahogarse de tantas deudas”.

A medida que fueron creciendo, el mercado les fue exigiendo más. Fue así como empezaron a diseñar otro tipo de calzado ortopédico para niños de aproximadamente 8 años que necesitan más estabilidad en rodillas, piernas y columna. Hoy en día el negocio se ha extendido hasta tal punto de llegar a Guatemala, Perú, Guatemala, Grecia, España y Dubái.

“Sí, se puede salir adelante. Si yo pude, todos ustedes podrán hacer lo que deseen en la vida”, asegura la emprendedora quien no se cansará de decir que los bebés de sus clientes le salvaron la vida.

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