Los cigarrillos electrónicos han llamado la atención por las afirmaciones sobre su naturaleza adictiva, la variedad de sabores y el aumento de su uso entre los adolescentes. Sin embargo, diferentes organizaciones gubernamentales, universidades y expertos en tabaquismo han publicado estudios, en donde llegan a una conclusión similar entre ellos: los productos libres de humo pueden representar un menor riesgo en comparación con los cigarrillos, llevando a la necesidad de incluirlos en un enfoque de reducción del riesgo en la lucha contra el tabaquismo.
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Por un lado, un estudio realizado por la Facultad de Medicina de Penn State establece que “el uso de cigarrillos electrónicos o de un sustituto pueden dar lugar a una reducción del consumo de cigarrillos y de la dependencia que generan”. Así lo afirma Yingst, que dirige el Programa de Doctorado en Salud Pública de la Facultad de Medicina y que además comentó que el uso del cigarrillo electrónico de alta concentración no aumenta la dependencia general a la nicotina y se asoció con una mayor reducción en el tabaquismo.
Para Karl Fagerström (Suecia), psicólogo clínico “se sigue asociando la nicotina a todas las enfermedades relacionadas con el tabaquismo, cuando la realidad es otra: en la combustión del tabaco se producen miles de sustancias químicas, de las que más de un centenar son dañinas para la salud. Ahí es donde está el peligro, en la combustión. Si el tabaco no se quema, el problema se reduce considerablemente”.
¿Y la nicotina, entonces, dónde queda? ¿Acaso no es adictiva? “Es cierto, no podemos pensar que la nicotina es inocua: puede suponer un riesgo para una mujer embarazada y, además, genera adicción. Pero no causa cáncer”. No lo dice solo él, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que “no hay evidencias de que la nicotina cause daños severos a nuestra salud, como el cáncer, aunque sí se debe aceptar como una sustancia que provoca adicción a los fumadores”.
Adicionalmente, la Oficina de Mejora de la Salud y Disparidades del Reino Unido (asociada al Ministerio de Salud) publicó su última actualización y revisión documental en el que afirma que el nivel de exposición a sustancias tóxicas asociado al vapeo es mucho menor que el asociado al tabaquismo, por lo que el nivel de riesgo es menor. “Somos conscientes de que resumir los riesgos relativos del vapeo frente al tabaquismo en una gama de productos y comportamientos diferentes, evaluados a través de múltiples biomarcadores puede ser simplista y malinterpretado. Sobre la base de las pruebas revisadas, creemos que la estimación de “al menos un 95% menos perjudicial” sigue siendo ampliamente precisa, al menos en períodos de corto y medio plazo […] ante todo, hay fumadores capaces de dejar el hábito en cualquier momento, y otros que son realmente drogodependientes y para los que la fuerza de voluntad puede no ser suficiente”, comentaron los científicos.
Es importante que los consumidores y el público en general conozcan estos informes que demuestran que la sustitución de los cigarrillos por productos sin humo, aunque no está libre de riesgos, sí reduce la exposición a carcinógenos y otros tóxicos dañinos para la salud.
Sin lugar a duda el reto está en que quienes no fuman nunca empiecen, quienes lo hacen, lo abandonen y para quienes definitivamente no quieren eliminar el hábito de sus vidas, encuentren formas menos dañinas de consumir tabaco o nicotina.