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María Helena, una mujer que le ha puesto pecho y mente al asma

Pese a ser diagnosticada con esta enfermedad e intervenida quirúrgicamente por pólipos nasales, no se ha dado por vencida y ha logrado superar cuanta barrera se le ha cruzado en el camino.

María Helena ha sido una mujer trabajadora y su negocio, un restaurante que mantuvo en pie durante más de 21 años, lo demuestra. No le gusta quedarse quieta y siempre busca una actividad que mantenga su mente ocupada. Es por esto que, desde hace más de diez años, ha sobrellevado su vida con una enfermedad que, al principio no logró identificar muy bien, pero que una vez se la diagnosticaron y encontró la manera de tratarla, intentó retomar sus actividades, levantar cabeza y caminar con la frente en alto.

María Helena sufre asma severa, le fue diagnosticada cuando tenía 40 años, después de experimentar fuertes síntomas que desde hacía tiempo había relacionado con una gripa más. Un día se levantó a trabajar como de costumbre a las 5:00 a.m., llevaba un tiempo con tos y se sentía fatigada, pero a diferencia de otras oportunidades su cuerpo le cobró factura y, después de un desmayo, supo que algo no andaba bien.

Fue al hospital y el primer reporte médico que le dieron decía que había sufrido un infarto, pero poco tiempo después y tras realizarse diferentes exámenes y tratamientos, volvió a experimentar síntomas similares. Esta vez fue una alerta para que inmediatamente la remitieran a un neumólogo, quien le afirmó que sufría de asma, asma severa. Al principio, Maria Helena acudía a remedios caseros y a cuanto “ritual” escuchaba a través de amigos y familiares. Probó leche de cabra, aceite de tiburón, “pero no cualquiera, era traído directamente de la costa”, asegura. Incluso, llegó a hacerse un tratamiento en un sitio especializado para asmáticos, el cual consistía en aplicarse inyecciones periódicamente, pero nada mejoraba su condición.

María Helena cuenta, con una mirada de esas que uno tiene cuando recuerda un momento difícil que ya ha sido superado, “Ya hasta perdí la cuenta de cuántos médicos visité”. Sin embargo, sí recuerda que el último profesional que visitó le formuló un tratamiento que se convirtió, literalmente, en un respiro para ella. Fue así como Maria Helena encontró el camino para controlar su asma y los remedios caseros pasaron a la historia como un intento desafortunado.

Ciertamente, el asma llegó a su vida y ella aprendió a sobrevivir con sus síntomas, unos más fuertes que otros. Sin embargo, nunca se sintió derrotada, triste, ni deprimida; al contrario, sacó fuerzas de donde muchas veces ni se imaginaba tenerlas y aprendió a convivir con su enfermedad. Pese a todo lo que puede convertir el asma en un desafío, María Helena lleva una vida normal, pero hoy en día más consciente de lo que puede y debe hacer con más cuidado. No se limita, pero tampoco va al extremo. Si antes hacía actividad física como caminar, ir a ciclovía y montar bicicleta, hoy en día no deja de hacerlo porque no se siente impedida, así que lo practica con más precaución y hasta donde su cuerpo lo permite. “Aprendí a oír mi cuerpo”, dice.

María Helena sabe que debe cuidarse y aún más en época de pandemia, pues la vida le ha puesto grandes retos. Fue intervenida quirúrgicamente en dos oportunidades por pólipos nasales y perdió el gusto y el olfato por un tiempo, pero jamás se dio por vencida y hoy en día eso la tiene en pie. “Durante una época no podía respirar bien por la nariz y por la cuestión del asma se me complicaba bastante. Me hicieron exámenes en los que me descartaron rinitis y luego me dijeron que eran pólipos nasales”, aseguró.

La pandemia le quitó lo que no logró el asma: su negocio, pues tuvo que cerrar puertas, pues era imposible mantenerlo sin clientes y bajo confinamiento. Aun así, hoy vive tranquila, cuidándose y aprendiendo a interpretar las señales que su cuerpo le envía. “Se puede llevar una vida normal con asma”, es lo primero que se le viene a la mente cuando le preguntan cómo ha enfrentado esta enfermedad. Sabe que el éxito radica en tener el asma bajo control y que eso solo se logra con la ayuda de un especialista y siendo sinceros sobre lo que sentimos y lo que nos aqueja.

El caso de María Helena nos demuestra que somos mucho más que una enfermedad cuando logramos tenerla bajo control, cuando conversamos honestamente con nuestro médico y nos empoderamos de nuestras vidas. Si usted conoce a alguien con asma y no la tiene bajo control, aconséjelo para que busque ayuda con un profesional. Tener una vida normal con asma es posible.

Para más información, ingrese a https://www.asmabajocontrol.com.co/

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