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¿Es posible parar la vida y sacar 10 días ‘dizque’ para meditar?

Mientras usted está en el trancón, muchos bogotanos han dejado todo para irse a un curso de 10 días de meditación Vipassana.

¿En qué lugar hay retiros?

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Vipassana Colombia hace varios retiros al año en Choachí. Para inscribirse solo tiene que llenar un formulario en https://www.dhamma.org/es/schedules/noncenter/bogota.co

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Hace unas semanas escuché en la radio la burla de un periodista a la posibilidad de meditar en el trabajo. Él decía que no se podía imaginar haciendo un ‘pare’ en su agitada vida laboral para sentarse y como popularmente dicen, pronunciar apenas ‘Ommmm’. Lo cierto es que oir ese comentario me llevó a reflexionar que muchas cosas se quedan en el estereotipo, en lo que está incrustado ya en el imaginario popular por cuestiones como la ficción o las tradiciones religiosas y culturales.  

Un par de años atrás habría coincidido con la idea de ese hombre acerca de la meditación. ¿Cómo parar el trancón y meditar?, ¿cómo simplemente dejar las preocupaciones, las responsabilidades? No estamos en oriente, ni mucho menos tenemos la vida ganada, hay que ganarse la ‘platica’ para poder comer, sostener la familia o pagar las deudas. El tiempo que sobre, no es facilista gastarlo en vacaciones, noches de ‘rumba’, cine con palomitas y televisión HD.

Pero las personas cambian de opinión y por eso en julio del año pasado me inscribí para un curso de 10 días de meditación Vipassana. Había escuchado muy poco sobre esa experiencia, tenía claro que era en silencio, con segregación de hombres y mujeres, dieta vegetariana y que el código de conducta incluía no matar a ningún ser, no ingerir drogas, abstinencia sexual y romper todo contacto con el mundo exterior.

En medio de la sociedad en la que vivimos, desprenderse de todo lo material, así sea de forma temporal, resulta todo un sacrificio. “No podría estar ni una hora sin Internet”, me dijo una amiga a escasos días de iniciar el curso. Aún así, como la vida está hecha de experiencias, yo le di una oportunidad a Vipassana.

¿En qué consiste?

El sonido del gong a las 4 a.m. marca el inicio de cada jornada. Luego, comienzan las meditaciones, que van hasta las nueve de la noche, con intervalos para las comidas y para una grabación de S.N. Goenka. Lo básico de la técnica es observar las sensaciones y entender que, como en la vida, tanto las cosas positivas como las negativas son impermanentes, de allí que el objetivo sea alejarse de la aversión y el deseo.

La experiencia es única para cada meditador, por lo que es inútil tratar de contar qué fue es lo que se vive, porque seguro usted tendrá una experiencia totalmente distinta. Nadie se iluminará en un curso de 10 días, pero al menos se llevará una herramienta invaluable para trabajar con los pequeños ‘pendientes’ hasta con los miedos más profundos.

Luego de los 10 días viene lo más difícil, mantener la práctica y avanzar en el Vipassana de lo cotidiano. Y es que la vida lejos de ser como en un centro de meditación, donde las condiciones están dadas para no sentir aversión ni sentir deseo, se caracteriza por ponernos a prueba a cada rato.

En el día a día hay trancones, deudas pendientes, días malos y publicidad en exceso. Por eso el propósito de no ofuscarse con algo negativo o sentirse atraído por algo ‘vendedor’ suena como traído de otro mundo. La paciencia y la tolerancia resultan ser la salida obligada y obvia, porque ni 10 días bastan, ni son pocos 10 días.

Hoy, cuando le cuento a alguien mi experiencia corta con Vipassana, que he podido repetir en dos ocasiones más, recibo respuestas de todo tipo. Así como una tía me dice que no se imagina ni un día callada o mis papás me responden que ya están muy viejos para eso, la verdad es que ni el silencio ni la edad son impedimentos, lo importante es la voluntad para intentarlo.

En respuesta a la pregunta del título, yo digo que pese a todo lo que haya que hacer, sí es posible parar la vida y dedicarle 10 días a meditar, que lejos de ser el ommm del cliché, puede ser una experiencia para comentar y compartir. No se trata de sumar ‘budhipuntos’, porque sea cual sea su creencia espiritual, al final lo se quiere desde cualquier lugar del mundo es “que todos los seres sean felices, que todos los seres estén en paz y que todos los seres se liberen”.

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