Estas fiestas comenzaron en Estados Unidos y funcionan de la siguiente forma: los asistentes deben dormir con una camiseta blanca de algodón durante las tres noches previas al evento. Después se les pide que coloquen la prenda en una bolsa de plástico que deben sellar y llevar a la fiesta, donde serán olfateadas y analizadas por el resto de los invitados, que elegirán con quién platicar basándose en su aroma.
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Actualmente, la práctica se ha esparcido a Reino Unido, donde estas fiestas tienen alrededor de 100 asistentes que llegan en busca del amor a primer olfato. En entrevista con el diario Independent una de las participantes asegura que no ha logrado encontrar pareja en Internet y que ahora está dispuesta a probar algo nuevo. Su forma de pensar refleja la de la organizadora de las fiestas, Judith Prays, quien declaró que se le ocurrió la idea después de intentar forjar relaciones con hombres que conocía en línea y fallar.
En 1995, un científico suizo llamado Claus Wedekind descubrió que las mujeres se sienten atraídas a los hombres con un olor diferente al suyo y que esta distinción aromática podría predecir eficazmente el éxito de las relaciones.
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