El pasado 15 de abril, Apple anunció una actualización de su versión de iPhone más barato, el SE de segunda generación, que tiene un precio de 399 dólares y presenta características muy similares a las del iPhone 8.
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Sin embargo, ahora las miradas se centran en el nuevo móvil. Según se conoce, el sucesor del iPhone 11 será el primero en integrar connectividad con la red 5G y tendrá pantalla de LED orgánicos (OLED).
La mayoría estaba atenta a su lanzamiento. No obstante, Apple retrasó un mes la producción de su nuevo modelo de iPhone por el impacto sobre la demanda y sobre la cadena de suministro de la pandemia mundial de coronavirus. Así lo publicó The Wall Street Journal.
El rotativo neoyorquino citó «fuentes conocedoras de los cambios» según las cuales Apple todavía planea sacar cuatro versiones de su nuevo modelo de teléfono este año, pero la producción a gran escala que normalmente tiene lugar en agosto, se retrasaría hasta septiembre.
La decisión de retrasar un mes la producción de los nuevos iPhone se debe a la previsión de que la pandemia de COVID-19 rebajará durante los próximos meses la demanda de teléfonos a nivel global. Asimismo, a los parones de actividad y cierres de fábricas.
El calendario habitual que sigue la firma es acelerar la producción de nuevos teléfonos en agosto. Posteriormente, presentarlos al público en un gran evento a mediados de septiembre. Por último, sacarlos a la venta a finales de ese mismo mes.
Este año, con el coronavirus, el calendario se ha alterado. Parece difícil que Apple pueda organizar otra de sus grandes presentaciones en septiembre. De igual manera, con la producción pospuesta, la salida a la venta del iPhone también es previsible que se retrase.
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