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«Pasen los packs, prros» es una frase que se lee cada vez más en las redes sociales, principalmente en Facebook.
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La dinámica no requiere de mucha ciencia: existen diversos grupos en Facebook que sirven para compartir los «packs».
En ellos se suelen publicar links, principalmente de «Mega», desde los cuales podrán descargar carpetas con diversas fotos pornográficas caseras. Nada elaborado, mucho menos profesional.
En la mayoría de los casos son imágenes de jóvenes que confiaron en sus parejas y permitieron que las fotografiaran, o incluso ellas mismas les enviaron las fotos creyendo que serían «sólo para sus ojos».
«Pasen el Zelda» o «¿Alguien tiene el Zelda?» es otra forma de pedir los «packs».
Entre estas colecciones, en ocasiones también se encuentran imágenes de mujeres que, a simple vista, aparentan menos de 18 años. Muchas veces usan uniformes de escuelas, principalmente públicas.
Hablamos con «Rodrigo» -sobrenombre- que frecuenta el mundo de los «packs». Al preguntarle qué es lo que lo motiva a buscar estas colecciones por diferentes grupos habiendo tanta pornografía al alcance de un click en Internet, nos dijo:
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«Pues creo que todos prefieren los packs que el porno normal porque el porno de Internet es muy fantasioso. O sea que muchos no se la creen o no les provoca lo mismo que un par de fotos o videos de una chica o chico (depende quién lo pida) más naturales«.
También nos comentó que otros medios para «circular» -compartir- los «packs» son WhatsApp o Dropbox.
En muchos casos, los «packs» tienen contenido ilegal como «revenge porn» o pornografía de venganza que es el acto de compartir fotografías íntimas de ex parejas sin su consentimiento.
En el caso de la pornografía infantil, tanto compartirla como poseerla es penado por la ley en toda América Latina.
Las penas por dichos delitos pueden ir de 8 a 16 años de prisión, sin importar si quien difunde o consume este tipo de contenido está al tanto de la edad de los y las involucradas.
Es común que se hagan grupos multitudinarios de WhatsApp, conformados principalmente por personas que no se conocen entre sí, pero tienen el mismo interés: conseguir la mayor cantidad de colecciones pornográficas que puedan.
Entre ellos las comparten. En algunos casos el contenido muestra a sus propias novias, esposas y cuando es más extremo, a familiares.
Otro usuario, «Ernesto» -seudónimo-, nos habló sobre dos de los mayores problemas de estos grupos: «En algún punto siempre alguien empieza a ofrecer o a pedir porno infantil, y otro problema es que también hay infinidad de menores de edad entrando a esos grupos y también ellos empiezan a pedir u ofrecer -packs-«.
En el lenguaje de estas personas, a la pornografía infantil se le llama «Caldo de Pollo«, nombre derivado de las siglas en inglés «CP» por «Child Pornography».
«Ernesto» también contó que, en una ocasión, una compañera de su escuela apareció dentro de estos «packs».
Sin embargo, no sabe exactamente cómo llegó hasta ahí.
«Hay dos historias sobre eso. La primera dice que fue su exnovio es el que las filtró cuando cortaron. La segunda dice que llegó a arreglar la computadora y el técnico encontró las fotos. Obviamente nadie le ha preguntado -realmente qué sucedió-«, comentó.
Por su parte, la compañía de seguridad cibernética «ESET» realizó una encuesta para saber si las personas que realizan «sexting» -mandar imágenes o textos pornográficos privados- conocen cuáles son los riesgos de hacerlo. Estos fueron los resultados:
La curiosidad, el bullying o la venganza son los principales motores de las personas que participan en el lado B de Internet.
Lo grave es que los niños también entran en dichos grupos. Por ello, es importante revisar siempre la actividad de los más jóvenes en línea.
¿Tienen alguna historia que contarnos al respecto? Los escuchamos.