Salud

Hablemos de los trastornos de la conducta alimentaria

Los TCA presentan el mayor índice de mortalidad dentro de los trastornos mentales, por eso tres especialistas, Johanna Losada, Jimena Mayorga y Santiago Pino, nos explican cómo abordar el tema

Hoy 2 de junio se celebra por sexta vez el día mundial de acción contra los trastornos de la conducta alimentaria  (TCA). Desde el año 2015 se viene celebrando con el objetivo de mejorar la comprensión sobre dichas enfermedades, así como la posibilidad de prevención,  tratamiento y recuperación.

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Los tipos más frecuentes de trastorno de la conducta alimentaria son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por evitación/restricción de la ingesta (ARFID, por sus siglas en inglés)

Una de las principales dificultades con respecto a este tipo de trastornos es el desconocimiento por parte tanto de los profesionales de la salud como del público general. Se asumen como modas, enfermedades de ricos, artistas o atletas, etapas pasajeras o formas de llamar la atención; sin embargo, la realidad es otra.

Algunos estudios como el realizado en Inglaterra por Hoang, Goldacre y James publicado en el International Journal of Eating Disorders en 2014 muestra que los TCA presentan el mayor índice de mortalidad dentro de los trastornos mentales, dichas muertes son el resultado de los problemas médicos derivados de los síntomas alimentarios o del suicidio.

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Para ser un poco más específicos podemos revisar otros estudios como el de Fichter y Quadflieg en la misma revista en el año 2016, quienes muestran que las personas en el rango de edad de entre 25 y 34 años que sufren de Anorexia tienen 5 veces mayor probabilidad de morir que una persona que no la padezca y se encuentre en este rango de edad. El artículo también revela que las personas que padecen de Bulimia o Trastorno por atracones con edades entre 35 y 44 años, tienen 1,5 veces mayor probabilidad de morir que aquellas de la misma edad sin ese padecimiento.

Objetivos del tratamiento

Ahora bien, el tratamiento de estos padecimientos es posible, de acuerdo con las guías de tratamiento NICE del año 2017 desarrolladas en el Reino Unido. Es indispensable realizar un tratamiento interdisciplinario que incluya profesionales en Medicina, Psiquiatría, Nutrición y Psicología Clínica, entre otras, dada la afectación de diferentes áreas del individuo que la padece y su familia. Todos los profesionales deben contar con experiencia y/o formación en el manejo de este tipo de trastornos y deben mantener comunicación directa y constante entre sí velando por la alineación de los objetivos terapéuticos de manera personalizada para cada caso, bajo abordajes terapéuticos sincronizados y que se potencien mancomunadamente. 

En cuanto a los objetivos de tratamiento, se plantean los siguientes desde las diferentes áreas:

Nutricional:

  1. Establecer el estado nutricional y el compromiso del funcionamiento de órganos vitales y no vitales, por medio de una evaluación nutricional completa especializada.
  2. Aportar todos los macro y micronutrientes necesarios para la re nutrición y recuperación de sus funciones comprometidas por un estado de desnutrición o malnutrición.
  3. Contribuir a la ruptura del ciclo de síntomas alimentarios por medio del diseño de una pauta nutricional dinámica y personalizada, así mismo a la mejoría de la relación con la comida.
  4. Educación nutricional hacía la desmitificación de creencias tanto para el/la paciente y su red de apoyo.
  5. Establecer recomendaciones nutricionales individuales, relacionadas con los objetivos de tratamiento en cada caso.
  6. Evaluar el componente de movimiento como actividad física o ejercicio, en cuanto a su estado nutrición y de salud en general.

Psiquiátrica:

  1. Determinar y contextualizar la vulnerabilidad genética a padecer estas o otras enfermedades mentales y de esta manejar definir estrategia para prevenir o intervenir.
  2. Descartar o diagnosticar patologías  médicas o mentales asociadas que dificultan el tratamiento o mantengan la  enfermedad e intervenirlas clínica, terapéutica y farmacológicamente en caso de ser pertinente.

Relacional:

  1. Identificar dinámicas familiares, de pareja y demás relacionales asociadas a la enfermedad y/o mantenedoras y diseñar estrategias o intervenciones tendientes a su ajuste funcional.
  2. Formación, educación y apoyo a padres, parejas y red de apoyo como elemento fundamental en el proceso de cuidado, recuperación y mantenimiento.

Psicológica:

  1. Eliminar la relación entre las emociones y pensamientos irracionales de los comportamientos relacionados con comer y hacer ejercicio.
  2. Desarrollo de estrategias de regulación emocional saludables
  3. Ruptura de síntomas restrictivos y compensatorios
  4. Mejorar la relación con el cuerpo y apariencia

Por: Johanna Losada, Jimena Mayorga y Santiago Pino

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