Opinión

EstorVAR

Hay que ver un poco más allá y no exclusivamente quedarse con Mario Herrera, protagonista del partido Medellín-Nacional. ¿Qué es lo que está pasando con la herramienta? ¿El VAR está funcionando debidamente en el país?

Captura e pantalla WIN Sports

Otra vez mas. Cada fin de semana es un deja vú del anterior porque sólo y únicamente se habla del servicio de la tecnología que en general en el mundo está muy cuestionada porque al parecer el error seguirá existiendo. Y apuntamos al humano como el que ejecuta el fallo. Es el señalado como autor intelectual y material de una decisión que puede cambiar muchas cosas en el campo de juego.

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Pero también hay que ver un poco más allá y no exclusivamente quedarse con Mario Herrera, protagonista del partido Medellín-Nacional. ¿Qué es lo que está pasando con la herramienta? ¿El VAR está funcionando debidamente en el país?

La respuesta parece ser negativa, excluyendo por supuesto el criterio de los árbitros por un instante. Entonces la imagen que vuelve a la cabeza es la del mismo Herrera, acuscambado y en medio de una situación que no quiso estar, cuando en pleno partido disputado entre Millonarios y Pasto en el estadio El Campín hace ya más de un año tenía que decidir una jugada compleja entre John Duque y Guevara. De acuerdo al criterio del árbitro, el jugador azul, hoy en México, barrió peligrosamente a Guevara y lo hizo merecedor de una tarjeta roja, sin embargo, la jugada iba a ser sometida a los designios del VAR. Fueron más de diez minutos resolviendo un asunto baladí, pero todo tenía una explicación: la tardanza en la sentencia se debió a que, como dicen en las entidades públicas cuando un ciudadano va a expedir un paz y salvo, “se cayó el sistema”.

Desde ahí, más allá de la inoperancia, el VAR ha tenido fallas que difícilmente se recuerde en otros países: en dos oportunidades el poner en marcha el VAR en el estadio Jaraguay de Montería hizo que se complicaran las cosas. El aparatejo estaba decidido a no funcionar por cuenta de sus propios caprichos y el sábado, en el clásico paisa, pasó lo mismo. Diga usted que en la casa de Jaguares la falla tecnológica se presentó antes de arrancar el partido. En el Atanasio Girardot no fue así y una segura expulsión de Castro se embolatara porque “se volvió a caer el sistema”.

Las cámaras utilizadas en el VAR no dan una segunda opinión para poder acumular un criterio lo suficientemente efectivo como para resolver conflictos; siempre es la misma toma que aparece en la transmisión normal. Nunca hay una que esclarezca el panorama. De ahí las controversias suscitadas en el encuentro Millonarios-Nacional ante los goles de Hernández y Arango. ¿Por qué hay tan pocas imágenes? ¿Por qué los diálogos de los árbitros nunca salen a la luz para saber bajo qué concepto hicieron justicia? 

Y no hay excusa en cuanto al exceso de uso, que a veces emerge como explicación ideal para justificar daños inesperados.  Colombia apenas tiene tres partidos con VAR por jornada, lo que además abre la puerta de una justicia parcial que es detestable.

Este VAR no está en condiciones de seguir operando en el país.

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