Nos están matando

Por. Andrés Hernández

Foto suministrada por Colombia Humana

Esta columna nunca debió existir, estas letras jamás se debieron plasmar y estos asesinatos se pudieron evitar.

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Tenía pensado tocar otro tema en mi habitual columna para este diario, pero la noticia del asesinato de dos compañeros del movimiento político Colombia Humana (del cual soy militante activo) me dejó perplejo. No podía creer que dos personas fuesen asesinadas en menos de ocho horas.

A Gustavo Herrera lo conocí en la campaña presidencial de Gustavo Petro en 2018; él era el gerente para el Cauca, muy pilo, meticuloso en sus estrategias, un gran anfitrión cuando uno llegaba a la región, un trabajador por las causas que buscaran un real cambio en el país.

El pasado 20 de octubre, hombres fuertemente armados dispararon al vehículo en el que se transportaba de Popayán a una vereda cercana donde tenía su oficina; cuatro impactos de bala siendo las doce del día atravesaron su cuerpo. Lo trasladaron de urgencia a un hospital de Popayán donde lamentablemente perdió la vida.

En Colombia la ley del plomo y de la bala prevalece, mientras tenemos un presidente que prefiere las fotos con los narcos, a sentarse y dialogar con los indígenas, o proteger a los líderes sociales y dar garantías para la oposición. En este país es más peligroso ser defensor de derechos humanos que corrupto, asesino y paramilitar; prefieren acabar a los líderes de la oposición porque creen que así están haciendo algo por este país al que han desangrado por años y años desde su pedestal llamado poder.

Esta columna jamás debió existir, la Colombia Humana no tiene que vivir lo mismo que vivió la Unión Patriótica, donde sus militantes fueron exterminados uno por uno y los que quedaron vivos debieron salir exiliados antes de que los asesinaran; no, ese exterminio no se debe cumplir.

El gobierno, en vez de proteger a los líderes sociales, activistas, opositores, los está desprotegiendo y las medidas que da son nulas, sin pensar que en muchos de los casos les quitan las medidas de protección y al día siguiente los matan o en muchos de los casos que deben esperar hasta 200 días para que les digan que les darán un celular o un botón de pánico, pero cuando llaman a entregarles esas medidas absurdas ya una bala de un sicario les arrebató la vida.

A la familia de Gustavo Herrera, mis más sentidas condolencias, fue y será un compañero valioso en las luchas por buscar un mejor país, reciban un abrazo solidario y cálido.

Al gobierno, bríndenos la protección necesaria y las garantías no solo para ejercer la oposición, sino para vivir, por que pensar diferente a ustedes, nos está costando hasta la vida.

Hoy levantamos nuestra voz al mundo para decirles: #NosEstanMatando

Por. Andrés Hernández / @AndresCamiloHR

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