Se bajó el telón, lamentablemente el Agua’e Lulo por la Vida en Cali fue un rotundo fracaso. Pero para los que querían que el evento no fuera exitoso, les voy a contar un poco cómo fue su planeación… para los que querían que este fuera el piloto que reactivara la economía de la rumba en Cali, mis palabras de aliento. Sé lo mucho que lucharon para lograr su cometido.
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En la columna “Al acierto rosas y a la embarrada espinas” les había contado cómo Cali había sido pionera en sus modelos de reactivación y cómo impulsó a los sectores económicos a planear una hoja de ruta y hacer las cosas bien. Porque para una reapertura no bastaba con abrir las persianas de los negocios y a vender, había que garantizarle a los ciudadanos que iban a estar seguros a la hora de adquirir bienes y servicios. Luego de una seguidilla de victorias, llegó el descalabro, pero era de esperarse, con la limitante de la prohibición a la venta de licor para bares y discotecas, la Secretaría de Desarrollo Económico en cabeza de la Alcaldía de Cali tenía un reto gigante, presentarle a los caleños una alternativa sana, cultural y festiva que reemplazara a la tradicional borrachera de fin de semana.
Desde el momento en que se anunció por parte del gobierno nacional que estaría prohibida la venta de licor en bares y discotecas los memes inundaron internet. “Hola hermosa, no te había visto en este bar, ¿gustas un guarapo?” fue uno de los estados más populares en redes sociales. Pero era de entender, si bien es un sinsentido abrir bares y discotecas sin expendio de bebidas embriagantes, hay que entender que el alcohol tiene un efecto desinhibidor en las personas. Una vez los guaros se suben a la cabeza, uno empieza a cantar a grito herido, el tapabocas queda como portavasos, la copa se rota con todos los amigos, se saca a bailar a la pelada de la mesa de al lado, se van de remate a la casa de algún compañero de copas y al otro día lo que menos importa en medio de la resaca es si uno se cuidó del coronavirus.
Volviendo al Agua’e Lulo, esta iniciativa arrancó como un piloto para tomarle el pulso a la ciudad sobre cómo sería reactivar el sector guardando todos los protocolos de bioseguridad. Los lugares destinados para este piloto fueron dos, el parque del barrio Alameda y el Bulevar del Río. La logística para el evento la puso la Alcaldía de Cali y les tomó 15 días la planeación y ejecución del presupuesto destinado, hubo despliegue con marcas patrocinadoras, tarima para presentación de artistas, en el parque Alameda se unieron 26 establecimientos de los cuales 19 eran bar discoteca y 8 fueron restaurantes. Por su parte, en el Bulevar del Río se unieron 8 bares discotecas para sacar adelante el Agua’e Lulo por la vida, recordando la Cali de los años 70’ en el que se hacían rumbas en la ciudad donde pagabas un cover y solo podías tomar lulada, una bebida típica de Valle del Cauca, una fiesta sin licor.
Lavado de manos con agua y jabón, secado, uso de gel antibacterial, toma de temperatura, recopilación de datos personales para caracterización individual, todo estaba a la entrada de los sitios destinados para la actividad. Luego de entrar, las mesas estaban puestas a una distancia de 2 metros para evitar aglomeraciones y el uso del tapabocas era obligatorio excepto en los momentos de consumo, porque como es obvio, nadie puede beber o comer en el tapabocas puesto, ni tratándose del mismísimo Jesús. Tampoco se tenía permitido interactuar con personas de otras mesas y menos invitar a bailar a un desconocido, la actividad de baile estaba limitada a las personas de la misma mesa, algo extraño para el vallecaucano acostumbrado a ‘azotar baldosa’ con la primera persona que ‘copiara’ al cruce de miradas. Hasta aquí todo fue risas y diversión, pero como todo en esta clase de eventos, pasamos de los gozosos a los dolorosos.
Empezaron a circular videos en redes sociales que mostraban el desorden, pero no dentro del perímetro permitido para la actividad sino a los alrededores. Y es que el caleño tiene la necesidad de ‘darse el roce’ por cuanto evento hay en la ciudad sin conocer ni cómo ingresar, lo sé, porque soy caleño y pues, cultura ancestral. Inmediatamente vinieron a mí las imágenes de las Ferias de Cali en las que año a año se presenta la misma imagen, personas agolpadas contra las vallas para intentar ‘vacilarse’ un poquito del evento. Lo triste de todo lo anterior, es que el Agua’e Lulo era de entrada libre, pero eso sí, debía separar la mesa con anticipación. El exterior opacó lo que pasaba al interior, mientras dentro del evento las personas respetaban todas las normas y no se presentó una sola afectación de orden público, a las afueras la imagen era otra. Personas ebrias, nadie usando tapabocas, tumultos impresionantes, bailes grupales, todo impresentable, pero no solo impresentable, inmanejable.
Los encargados del evento tuvieron que mandar cuadrillas de inspección, vigilancia y control sanitario pero contra una turba de personas extasiadas con la libertad luego de pasar 5 meses encerrados, no hay nada qué hacer. Lo siguiente era mandar al ESMAD y todos sabemos que esas intervenciones nunca terminan bien. Los comentarios en redes sociales fueron crueles “eso pasa por permitir esa guachafita”, “todo es culpa del alcalde por permitirlo”, “ahí está pintado Jorgivam”, “se les salió de control la ciudad”, todos buscando al culpable. Fue en ese punto cuando desenfundé mi arma de destrucción masiva para proteger, no solo al alcalde, sino a los empresarios del sector de la rumba, mi Twitter
https://twitter.com/JulianJaraUribe/status/1302233265114427393
Es que da rabia, da impotencia, que las personas satanicen el sector de la rumba para presentarlo como un escenario pecaminoso. Nada de eso, el baile es una expresión cultural que el ser humano desarrolló desde la época de las cavernas para interactuar con otras tribus, el caleño la perfeccionó como danza de apareamiento pues la destreza de bailar salsa ‘aletosa’ no te la enseñan en una academia, eso viene de la calle, de las rumbas de barrio, del sentimiento popular. Por otra parte, los desconocidos en el tema señalan que la rumba no es un actor primordial de la economía caleña, nada más alejado de la realidad, como dijo Ossiel Villada en su columna para El País Cali “La Economía del Placer”, este sector le aporta a la economía del municipio un 21,4% del total de empleo en Cali, una cifra nada despreciable de 257.000 puestos de trabajo. Son 257.000 personas que están llevando comida a su casa gracias a la rumba, ¿ven qué pasa cuando las cifras se presentan como seres humanos? Si usted no depende de la rumba, conoce a alguien que sí lo hace.
Varias personas me escribieron preguntando el por qué le di duro al presidente Iván Duque el Día sin IVA y fui tan blando con el alcalde Jorge Iván Ospina en el Agua’e Lulo si prácticamente el tumulto y potencial foco de contagio fue el mismo, mi respuesta fue simple, el incentivo. Mientras que en el día sin IVA se promovió la compra de bienes sin impuestos en una creciente curva de contagio y sin ningún tipo de restricción, en el Agua’e Lulo se promovió la reapertura económica de un sector golpeado por la cuarentena de 5 meses brindando un escenario seguro para los caleños en el que no te regalaban una empanada como gancho para asistir. No comparen peras con manzanas, si alguien le da duro a Jorge Iván Ospina soy yo, pero en esta ocasión, debo aceptar que actuó con toda la buena fe del caso.
https://twitter.com/JulianJaraUribe/status/1273963831790833664
A los empresarios y comerciantes que se unieron a esta actividad, les envío un aplauso porque desde el vamos, se sabía que ese evento no generaría grandes ganancias, y aún así y con toda la voluntad del mundo, decidieron apuntarse para seguir adelante en medio de la incertidumbre… no está muerto quien lo sigue intentando. A la Alcaldía de Cali y la Secretaría de Desarrollo Económico, un reconocimiento por apostarle a una actividad que traería resultados desconocidos pero que decidieron apoyar incluso con el montaje, hay que seguir buscando las alternativas para recuperar esta golpeada economía. A los tarugos que fueron a apoyarse en las vallas y le dieron una imagen negativa al evento, gracias por nada. En serio, si van a hacerle ese daño a la ciudad ni salgan de sus casas, Diosito les pague.
Final, final, no va más. Lo que sigue es incierto. Ahora los empresarios sufrieron un nuevo descalabro económico y no quedaron con ganas de volver a hacer un Agua’e Lulo en su vida, las bebidas alcohólicas siguen siendo la fuente primaria de ingresos para este sector y no hay nada qué hacer al respecto. Una persona cercana a la alcaldía me confirmó que el evento tenían pensado extenderlo al otro fin de semana pero después de este rotundo fracaso, terminó el día de ayer sábado 5 de septiembre y no se repetirá como lo previsto. Al preguntarle al alcalde por el evento, solo me respondió que están mirando cifras del covid pues no quieren sufrir un revés con todo lo logrado a la fecha.
Hay una luz. El viceministro del Interior Daniel Palacios hizo un trino ayer desde su cuenta oficial que le da una luz a los empresarios y comerciantes, esta semana se expedirá el protocolo de bioseguridad del Ministerio de Salud para poder dar inicio a los pilotos de consumo de licor en bares y restaurantes. Solo queda esperar que sea exitoso y, sobre todo, que la ciudadanía sea consciente que aquí no solo nos estamos jugando la reactivación económica del país, sino la salud de nuestros seres queridos. No es hora de jugar al más vivo y de planear la estrategia para burlar a las autoridades, es el momento de sentar cabeza y pensar tanto en el prójimo como en nosotros mismos. El autocuidado será clave de cara al futuro.
Eso es todo por esta semana, me encuentran en Twitter como @JulianJaraUribe. Nos leemos el próximo domingo.