La ficha es escueta y dice su estatura: 1,54 m; estudiante, reza en el espacio para llenar el rubro de “profesión”; le gustaba salir, irse de vacaciones al campo y leer. Lo que cualquier joven de su edad pensaría estar haciendo en la vida. Recibió la nacionalidad australiana en el año 2017 para competir defendiendo los intereses de los oceánicos sobre la pista de hielo, aunque la vida la recibió en Moscú durante el frenesí caótico del Y2K. El 1 de enero nació Ekaterina Alexandrovskaya.
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Ella conformó una de las mejores parejas juveniles de patinaje en su país -o bueno, en el país en el que se nacionalizó-: Nina Mozer, una leyenda del patinaje sobre hielo en Rusia y entrenadora de varias medallistas doradas, la convenció de que debía hacer pruebas con un muchacho australiano, Hardley Windsor, con quien seguramente se entenderían muy muy bien. Mozer, al ver que la pareja podía rendir, se dio cuenta que en Australia Ekaterina iba a ser leyenda y la ayudó a que pudiera obtener la nacionalidad pronto: allá tendría espacio suficiente para volar.
Eso se comprobó durante el 2017 World Junior Figure Skating Champions. La presentación de ambos estuvo fantástica. El jurado los declaró ganadores de la medalla de oro con un puntaje general de 163.98, superando a la dupla rusa Boikova/Kozlovskiy, quienes alcanzaron a puntuar 161.93. Ekaterina, con 17 años y después de haber desplegado una rutina impecable con el fondo musical de “Dance for me Wallis” de Abel Korzeniowski, atinó simplemente a decir “No lo puedo creer. ¡Estoy agotada!” apenas un periodista le dijo que la presea de oro era suya.
Y justo esa ficha publicada por la ISU – Unión Internacional de Patinaje sobre hielo- se ve hoy más fría. En ese link que describe a Ekaterina aparece que una de las canciones que utilizó en las rutinas de patinaje sobre hielo en parejas de la temporada 19/20 es un cover que hizo Joe Cocker a la canción “Never tear us apart”, aquella que hiciera famosa Michael Hutchence, australiano, líder de INXS y que en noviembre del 97 decidió irse por voluntad propia en medio de la depresión que padeció luego de innumerables inconvenientes personales y de un golpe en la cabeza recibido años atrás en París que terminó afectándolo neurológicamente.
Ciertas similitudes entre Hutchence y Alexandrovskaya -el país que defendieron, la música, sus cruces- hoy producen escalofrío. Tres años después de su gran momento, la vida para Ekaterina cambió en febrero al ser diagnosticada con epilepsia, entonces decidió no patinar nunca más porque al parecer la depresión se impuso al deseo.
Este fin de semana que pasó Ekaterina Alexandrovskaya falleció a los 20 años tras caer desde el sexto piso de su apartamento en Moscú.
Por: Nicolás Samper @udsnoexisten