En época de pandemia un grupo de cínicos, ineptos, degenerados y desadaptados sociales producen lo que llaman “documental”, lo cual no es mas que una vulgar cadena de injurias y calumnias infames a quien de manera disciplinada, pulcra y decorosa ha prestado su servicio a Colombia. “Matarife”, así no más, con infamia e imputaciones deshonrosas, se expresan de Álvaro Uribe, usando tretas de desprestigio, instigando, promoviendo y desde luego ambientando la decisión de la Corte Suprema de Justicia, que resolvería la situación jurídica del expresidente dentro de un proceso igual de infame, resolución que sin lugar a dudas muchos andan presionando para que la resuelvan en contra del expresidente mas importante de la historia republicana de Colombia.
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La bronca contra Álvaro Uribe por sectores del narcotráfico, la izquierda radical, progresistas y las narcoguerrillas no es gratis. Veamos: cerca de 20 años de tomas guerrilleras por parte de las Farc, las mas sangrientas en el año 1994, las Farc incursionaron en La Calera, donde asesinaron un agente de policía y saquearon la Caja Agraria; en el año 96 las Farc ya tenían sitiada a Bogotá en pleno narco gobierno de Ernesto Samper, en el mismo año se realizó la mas cruenta toma violando todo el DIH, como fue la toma a la base militar de Las Delicias, donde mas de 500 guerrilleros a traición asesinaron a cerca de 30 soldados y secuestraron a más de 60 jóvenes soldados, todos unos bachilleres y otros regulares, hijos de familias del común denominador de Colombia.
La historia se repitió de manera constante en ese narcogobierno liberal: en el año 1997 con la toma de Patascoy en el departamento de Nariño a una estación de comunicaciones, donde asesinaron a 18 soldados y secuestraron a otros 20, de manera simultánea sucedía lo mismo en Caloto, departamento del Cauca. La misma historia la repitieron los “angelitos” de las Farc en 1998 en El Billar, departamento de Caquetá, y Miraflores en el Guaviare. En el mismo año se realizó la más cruenta toma, la que las Farc denominaron “Operación Marquetalia”, en la que más de 1000 guerrilleros se tomaron la capital del Vaupés. Allí sitiaron el municipio con armas no convencionales sancionadas por el DIH y secuestraron 61 miembros de la fuerza publica.
En tan solo ocho años las Farc mostraban los dientes a la institucionalidad, dando por hecho que Colombia era un estado fallido. En esos bárbaros ocho años las Farc tenían sitiada a toda Colombia con secuestros, pescas milagrosas y la utilización sistemática de armas no convencionales, prohibidas por el derecho de la guerra, es decir por el DIH, como lo eran los llamados “tatucos” y cilindros bomba; circunstancias históricas que lamentablemente nuestros “millenials” no saben, pues ya no se dicta historia en los colegios y sale mas barato repetir “Uribe paraco”. Lo que ellos no saben es que las Farc tenían secuestrada a toda Colombia, secuestrados a mas de 500 miembros de la fuerza publica, y convertido un país hermoso en todo un muladar.
Venían las elecciones presidenciales del 2002, y en medio de todo el caos institucional que imperaba en Colombia, Uribe logra ganar la presidencia con 100 puntos clave de su manifiesto democrático, que como eje temático estaba la Seguridad Democrática, el Plan Patriota y el programa de red de cooperantes. La mixtura dio resultados y en poco tiempo vinieron los golpes contra el narcoterrorismo de las Farc. El Plan Patriota recuperó la confianza y la institucionalidad en territorios, dio de baja en la Operación Fénix al mayor terrorista desafiante de las Farc, alias “Raúl Reyes”, se liberaron los “trofeos” del secuestro de las Farc mediante una impecable operación de inteligencia militar, en la llamada Operación Jaque.
Corolario: ahora que quienes desconocen la historia, o se resisten a entenderla, entienden por qué detestan a Álvaro Uribe y su obra de gobierno. Hay que ser muy ignorante, cafre o imbécil para no llamar a las Farc: ¡Matarifes!