Martes 19 de mayo: mientras preparo el primer café de la mañana dos hechos llenan mi twitter: por un lado, el nombramiento de Jorge Tovar como director de Víctimas del Ministerio del Interior; por otro el trino de Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, diciendo que “la mayoría de los temas de nuestra sociedad no son políticos así los políticos quieran llevarlos a esas arenas. La mayoría son temas humanos, sociales, personales, ambientales, comunitarios, económicos, filosóficos, culturales, organizacionales, sociológicos … No son políticos”.
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Es difícil ordenar las ideas; la intuición inicial es que los dos temas pasan precisamente por el mismo punto, pero la indignación ante ambos hace difícil elegir con qué lente mirarlos, al final es claro: los dos pasan por negar el reconocimiento del otro como factor fundamental de la construcción de lo Político, tal vez el pecado primigenio de esa política colombiana que hace con tanta efectividad el uribismo y que al mismo tiempo desaprueba y capitaliza Mac Master.
No es raro que en un gobierno uribista se nombre en un cargo relevante, sin reparos, a alguien con una cercanía biográfica significativa con el paramilitarismo; Tovar, el nuevo Director de Víctimas, es hijo de uno de los mayores victimarios del país, Rodrigo Tovar Pupo quién fuera comandante del Bloque Norte de las AUC, quien en Justicia y Paz confesó más de 600 crímenes y fue extraditado, vaya paradoja, también por un gobierno uribista.
Gobiernos uribistas han nombrado paramilitares activos que luego fueron condenados y colaboradores de paramilitares o determinadores de sus crímenes incluso durante las investigaciones penales de los mismos para protegerlos de la justicia, como el caso de Jorge Noguera, exdirector del DAS, vinculado (oh casualidad) con el mismo Bloque Norte.
Su nombramiento, el de Tovar en particular, muestra el desconocimiento intencional de la existencia y la validez del dolor de los millones de víctimas del paramilitarismo no sólo en la zona de influencia del Bloque Norte, con que el que estuvieron vinculados Tovar padre y Noguera, sino de todo el país, y reafirma la intención de borrar de un plumazo las reivindicaciones de memoria y reconocimiento que las víctimas. Hace menos de un año el Estado colombiano, en manos de este mismo gobierno, pedía perdón en Barranquilla por el asesinato de Alfredo Correa de Andreis, ejecutado por sicarios del mismo Bloque Norte, bajo el mando de Tovar y con inteligencia proveída por el DAS de Noguera.
No todo es político, dice al mismo tiempo Mac Master, quien entre sus funciones como cabeza de la ANDI tiene la de asegurarse que los intereses de los empresarios estén representados tanto ante el gobierno como ante el Congreso en cada una de las decisiones en los temas humanos, sociales, personales, ambientales, comunitarios, económicos, filosóficos, culturales, organizacionales y sociológicos; como quien se molesta porque los demás, que no están validados, reclaman de que la política sea de todos y sobre todos.
Es una lástima que no todo sea político, si lo fuera no podría el gobierno de manera descarada e insultante pasarle por encima a los millones de voces de las víctimas del paramilitarismo, nombrando como su interlocutor al hijo de uno de sus victimarios; si todo fuera político, las voces de las personas estarían tan representadas como las de las empresas ante el gobierno y el legislativo, y quizás el gobierno tendría que pararle tantas bolas al malestar social como al de los columnistas de Portafolio o la República, pero mientras sigamos permitiendo que no todo sea político, veremos más episodios como este en el que desde el poder político y económico se ningunea al otro sin menor reparo.
Por: Juan Camilo Dávila @elcachaco