El tema empezó a sonar en radio, a principio de la semana Julio Sánchez y la W empezaron a hablar de la necesidad de salvar a la “aerolínea de bandera colombiana” y de su importancia simbólica y económica para el país, muy rápidamente otros medios se sumaron y empezamos a ver en las redes líderes políticos como Rafael Pardo y Horacio José Serpa apoyando iniciativas en este sentido, el primero una petición en change.org, y el segundo reunido con el CEO de la compañía, buscando acuerdos en el Congreso y con el gobierno; todos, en coro, hablando de la aerolínea colombiana.
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Ese “Aerolínea colombiana” me quedó sonando a mí y me puse a ver en qué sentido Avianca era en efecto una aerolínea con vínculos en el país.
Primero miré la composición accionaria, pensando que es lógico que una aerolínea colombiana sea en alguna medida propiedad de los colombianos, o al menos de algún colombiano. En la composición accionaria publicada por la misma compañía se puede ver que el accionista principal de Avianca es BRW Aviation LLC, una empresa del Synergy Group propiedad del brasilero Germán Efromovich con poco más del 51%, seguida de Kingsland Holdings, firma radicada en Bahamas y de propiedad de un salvadoreño con el 14.46% y de ahí para abajo, múltiples fondos de inversión internacionales y algún otro colombiano con porcentajes mínimos.
Bueno, no es una empresa de colombianos, pero tal vez es una empresa colombiana en el sentido en que está radicada en Colombia y sus impuestos ayudan a la financiación del país, pensé, pues me parecía impresentable que una empresa que no pagara sus impuestos en Colombia nos pidiera a los colombianos que la salváramos con los impuestos de quienes sí los pagamos.
Volví entonces a la página de Avianca buscando ver su domicilio fiscal en nuestro país. Toda una sorpresa, el holding (es decir la empresa principal) está domiciliado en Panamá, así como una de sus principales filiales y otras dos de ellas están en Bermuda y Bahamas; otras están ubicadas en Colombia, claro, como también lo están en Ecuador, Perú, Costa Rica y El Salvador. Empecé a sentir entonces que tendría sentido que fuese el gobierno panameño que recibe, o deja de recibir, los impuestos que debe pagar el holding quien debería ser la primera opción para el eventual rescate. No tendría sentido ni presentación que el gobierno priorice darle los recursos limitados de los colombianos a una empresa que se domicilia en paraísos fiscales, por encima de todas las empresas que pagan los impuestos en Colombia.
Me quedaba entonces una opción: puede que pese a no ser de colombianos o tener a Colombia como su domicilio fiscal, Avianca se haya puesto del lado de los colombianos en los momentos que más necesitaban de forma que merezca tal consideración; apenas empecé a contemplar esta opción entré en un bloqueo como los de la carretera panamericana que aislaron a Pasto y hubo dentro de mí un derrumbe, como los de la vía al llano, y las razones en contra de esta postura crecieron, como el precio de los pasajes en estas coyunturas.
Al final no me quedó más opción que recordar al hermano de una alta ejecutiva de Avianca, que malcitando a Borges en Ulrica cerró alguna alocución diciendo que ser colombiano es un acto de fe.
Juan Camilo Dávila @elcachaco