En los últimos años se ha evidenciado de manera reiterativa el uso de verdades a medias, o mentiras plenas, en los medios de comunicación y redes sociales con el propósito de desprestigiar, mancillar y generar todo tipo de manto de dudas alrededor de personas públicas, gobiernos, instituciones e inclusive familias, con el propósito de crear decisiones y tendencias con fines puramente políticos. De mentiras de muchos raseros ya sabemos, lo cierto es que desde presidencias “perdidas”, resoluciones de detenciones preventivas, hasta caída de decretos ejecutivos y todo tipo de perturbaciones públicas están de moda por cuenta de las llamadas “Fake News”.
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Las mentiras, bulos o “Fake News” siempre han existido, y han sido siempre utilizados con fines políticos y militares desde la antigua Roma. Hasta Plutarco, que se reputaba en la época fiel historiador, difundió un rumor en el que supuestamente Julio César cruzaría el rio Rubicon con 8000 hombres para atacar a Pompeyo el Magno; la mentira generó tal pánico que hizo que los ciudadanos huyeran. Pompeyo, ante la imposibilidad de contrastar la información, abandonó Roma dándole el triunfo a Julio César.
Pompeyo, el senador hábil en ardids e intrigas, acusó a Graco luego de la muerte del Rey Atalo III de recibir en vida del rey una diadema real, que le daría el título de rey. Nunca Pompeyo aportó prueba alguna, tampoco nunca afirmó haberlo visto de manera directa, solo la habladuría dio y fue suficiente para que el rumor se extendiera por toda Roma. Graco fue asesinado y su cadáver tirado al río.
El mas bárbaro Fake News de la historia antigua estuvo a manos del emperador Octaviano, quien rumoró que Marco Antonio en vida había testado su funeral y que sus restos deberían ser dejados en Alejandría al lado de Cleopatra, situación que vendió la imagen de Marco Antonio como súbdito de ella, y fue suficiente para la declaración de guerra y la victoria de Augusto en Accio con la muerte de Antonio y el posterior suicidio de la reina Cleopatra.
Muchas decisiones en la modernidad se han llegado a tomar de manera errónea por falsos rumores, por ejemplo la exclusión de los computadores de Raúl Reyes como evidencia, por una supuesta falla en la recopilación de ese material denominado protocolo de cadena de custodia, ¿cuanto le hubiéramos ahorrado al país si los procesos de Farcopolitica hubiesen tenido éxito? O qué decir de las decisiones de la Corte Suprema de Justicia de no investigar a personas como el caso en su momento de un exparlamentario de apellido Chamorro, al cual se le encontraron cheques del narcotráfico: la corte nunca lo exculpó, solamente que había prescrito el tiempo para iniciar una investigación penal al respecto. En todo caso la información se ventiló como una exculpación o inocencia, situación que no ocurrió.
El mundo cambió con la llegada de la COVID y ya nada será igual. En principio se creía que la maquina de dominación era el dinero, luego la fuerza, luego el derecho, ahora vamos por la salud; por ello en estos tiempos hay que tener plena convicción y sentido de crítica a la información que nos llega. Recordemos bien que el 80% de la información que tenemos es porque nos la cuentan, y poca por que nos consta: en tiempos de COVID rodeemos a nuestros líderes y gobiernos, apoyémonos unos y otros, tengamos sentido crítico y a todos los rumores y bulos enfrentémoslos con determinación y coherencia.
Corolario: ya en el pasado se ha demostrado que el confinamiento es la solución inmediata a una pandemia; señor presidente Duque, es necesario mantener la cuarentena hasta julio si no queremos ver resultados aterradores. Es necesaria la economía, desde luego, por ello haga la reforma política, ahorramos dineros en un Congreso tan grande e incapaz, suprimamos ministerios, agencias y altas consejerías; modificar el régimen político haría prescindir de la figura de la vicepresidencia, otra platica que nos ahorramos, y se ahorra muchos dolores de cabeza. Un régimen semiparlamentario le haría bien a nuestra democracia; adelante el huso horario dos horas, llame a la disciplina, a la ética y a la solidaridad, ¡juntos se puede!