¡Yo voté por Duque!

“Pretender desconocer la victoria de Duque, que fue transparente y democrática, es desconocer que muchos votamos por él”: Guillermo Rodríguez

Sigue la infamia y la majadería en los procesos judiciales donde existen escuchas telefónicas. Esta vez el turno fue para ‘el Ñeñe’ Hernández (qepd) y una mujer desconocida (MD), en medio de una conversación telefónica en donde mencionaban varios aspectos al parecer delictivos, los cuales daban a inferir un probable delito electoral, que porque era indiscutible y agobiante ganar en La Guajira, ¡hágame el favor! Bastante tiene ese pobre y hermoso departamento lleno de innumerables riquezas naturales e históricas, para que ahora pretendan hacerlo posar de bastión electoral definitivo para elegir presidente de la República. De ser así no hubiesen fallecido cerca de 5000 niños por desnutrición en los ocho años de gobierno de Santos.

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Melancolía de poder parece que es lo que está sucediendo, mezclada con el delirio y la intriga, artes propias de quienes buscan un lugar mas cerca al jefe de la orquesta, propio de los escenarios de poder. Y es justo ello lo que quieren hacer en este justo momento con la llegada de Francisco Barbosa a la jefatura del ente acusador: buscan filtrar audios para generar malestar entre la Fiscalía y la casa de Nariño, y de paso descalificar con conductas reprochables a personas que no tienen raja ni tacha, como lo es el presidente Iván Duque y, desde luego, su más cercano escudero y mentor Álvaro Uribe Vélez. Pretender desconocer la victoria de Duque, que fue transparente y democrática, es desconocer que muchos votamos por él.

Yo voté por Duque, como también voté NO por el plebiscito en el que las mayorías de manera contundente negamos la viabilidad de los acuerdos de La Habana, porque desde un principio sabíamos la trampa que se le estaba haciendo al país, la trampa que se le hacía a la administración de justicia, a las víctimas de las Farc, a la comunidad internacional y a los miles de incautos que por a,b, o c razón apoyaron los acuerdos sin ver mas allá lo que venía para Colombia, como la amnistía a la “Mata Hari” de las Farc, que fue determinante en el carro bomba dentro de las instalaciones de la Universidad Militar. Voté por Duque con la convicción de tener un país diametralmente distante de lo que había con Santos.

Más que una infamia, pretender hacer creer que se compró la Presidencia de la República en el departamento de La Guajira es un chiste, no solo de mal gusto, sino una delirante afirmación dañina del progresismo en Colombia. Los mismos que promovían el sí, los mismos que promueven el pro aborto, a los mismos que les parece que la culpa de la bomba del club El Nogal es el Estado colombiano, los mismos que ven como objetivos válidos en “la guerra” a civiles indefensos, protegidos por todos los capítulos del DIH, son los mismos que promueven aires de falta de legitimidad en la elección del presidente Duque. Muchos votamos por la convicción de que representaba cultura de legalidad, no compra de votos.

Seguir buscando y persiguiendo al presidente Duque no solo es infame, vil e inane; es también desgastante para todo un país que debe estar en la senda del desarrollo. Muchos votamos por Duque y muy seguramente lo volveríamos hacer, no solo porque o era él o «el cacas», sino por su formación humana y académica. Sin lugar a dudas vienen algunas decisiones desde la Fiscalía General que tienen atormentados a los determinadores del magnicidio de Álvaro Gómez, a los determinadores de Odebrecth, a los determinadores del escándalo de Cemex… al Fiscal General, que administre bien el ente acusador y no se deje enredar; al presidente Duque, que siga adelante, que va bien; y a los progres: ¡que dejen gobernar!

Por Guillermo Rodríguez / @guillorodrig

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