Una dupla de centrales se debe coordinar como los dentados de una rueda cuando se enlaza con otra. La armonía de movimientos, la manera de saber quién toma cuál decisión para saber en ese caso qué hacer es una de las claves para que el funcionamiento defensivo sea impecable para poder saber quién sale al cierre y quién se queda en la cueva o hasta para dar el paso al mismo tiempo y ordenar a sus otros compañeros que hagan lo mismo, como si se tratara de la famosa coreografía que hacen en la película “Full Monty” inspirados en hacer el offside.
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Los errores en el fútbol de hoy, al menos en el fútbol colombiano y que involucran a dos equipos grandes, han hecho que defensas con nombres prestigiosos sucumban ante esos vericuetos que exige estar alineados en una misma idea. Nacional y Millonarios andan en ese baile: están intentando que sus parejas no fallen, que den el paso al mismo tiempo y que sus movimientos estén coordinados pero mientras que ese factor clave en la seguridad de una zaga se empieza a dar, están expuestos a que -como en los bailes de graduación- uno de ellos le dé un pisotón al otro mientras están en la pista danzando al ritmo de Strauss y “El danubio azul”.
El sábado ante Chicó, Millonarios tenía un partido absolutamente controlado frente a los boyacenses. De pronto un cobro a riesgo mostró que Vargas estaba distraído y desubicado como turco en la neblina y que Paz no tienen por ahora cualidades como las de su apellido porque apareció tarde al corte que finalmente derivó en el gol de Tapia. Apenas un tiro a portería para Boyacá Chicó en 90 minutos y eso les representó un gol. En Cúcuta fue similar -Vargas no estuvo atento ante un cierre que generó el gol de Vuletich y el tico falló en un balón dividido frente a Peralta, de La Equidad y contra Pasto Paz tuvo a placer un menú de fallos impensados para un jugador que presume buenas condiciones-. Del duelo ante Jaguares mejor no agregar mucho.
Nacional está en las mismas: Perea, que juega bien y que llegó como refuerzo proveniente del Pasto metió un extraño autogol ante Cali y se equivoca ante Jaguares al perder primero el espacio frente a Guisao en un saque de banda y después, recuperando posición, falló en la cobertura individual. Eso generó gol de los cordobeses. Y luego cierta lentitud de cobertura de él y de Braghieri terminaron costando carísimos por cuenta del gol de Diomar Díaz.
Ni hablar del encuentro frente a Equidad: Braghieri tomó la decisión incorrecta cada vez que fue requerido -con autogol incluido- y se vio desbordado al jugar con una línea de tres que requiere mayor velocidad de ajuste.
Nacional aunque va en la vanguardia ha recibido siete goles en cinco partidos. Millonarios trata de sobreaguar en la tabla pero hay una explicación para entender su posición: tiene 10 goles en contra en cinco partidos.
Vale arriesgar, pero vale ajustar; vale apuntar hacia el arco del frente pero vale ser precavido. Y en esto andan fallando dos grandes porque sus duplas de centrales no logran estabilizar su propia corriente.