¡Lucha contra el terrorismo!

“Las expresiones terroristas en la región no tienen limites. Ya esta probada la relación de grupos extremistas radicales como el Hezbollah con el ELN, y la cercana simpatía del régimen de Nicolás Maduro con estos grupos”: Guillermo Rodríguez

Fue muy valiosa la reunión ministerial hemisférica, presidida por Iván Duque y acompañado por Mike Pompeo, secretario de Estado de los Estados Unidos, y Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela, en la que los Estados participantes dejaron en claro el papel de la región, desde luego vertical, para combatir el terrorismo, sus fuentes de financiación, como el narcotráfico y toda la cadena económica ilegal que trae consigo, incluida el trafico de personas, de armas y desde luego el contrabando y su cadena de comercialización en todas las modalidades. El escenario desde luego fue la Escuela de Cadetes General Santander, epicentro reciente del terrorismo en Colombia.

El terrorismo es uno de los flagelos que mas han impactado a la humanidad en los últimos tiempos, y después del 11 de septiembre la doctrina de seguridad y defensa en el mundo dio giros inesperados para lograr contener los avances de la ciencia y la tecnología, que siempre serán de alguna manera una herramienta propicia para que la ilegalidad busque sembrar terror. Dentro de las perspectivas para la lucha contra el terrorismo se tienen que establecer agendas adecuadas y efectivas a todos los fenómenos contemporáneos: ¿hasta dónde llega el concepto terrorismo? ¿Generar zozobra y miedo a la ciudadanía no es terrorismo? ¿Boicotear el orden publico, concertar para su perturbación es terrorismo?

Lograr responder da para muchas líneas y el debate nunca acabaría, lo cierto y práctico es que en medio de lo que está sucediendo en el mundo, como ataques cibernéticos, amenazas terroristas electrónicas, químicas, marchas que buscan destruir y generar caos, derribamiento de aeronaves, entre otros fenómenos que tristemente enfrenta la humanidad y que también tristemente nos preocupan muy poco, podríamos afirmar que son expresiones terroristas y que sin lugar a dudas buscan imponer nuevas agendas políticas, generando pánico colectivo, distraer, e influir con la política del miedo común para lograr cometidos aberrantes.

Las expresiones terroristas en la región no tienen limites. Ya esta probada la relación de grupos extremistas radicales como el Hezbollah con el ELN, y la cercana simpatía del régimen de Nicolás Maduro con estos grupos, para no hablar de su histórica protección en zona de frontera a los mismos, como también a las disidencias de las Farc y a sus miembros que no entraron en el proceso de paz por estar compenetrados en el negocio del narcotráfico, como es el caso de alias “Jhon 40”, o la mas reciente noticia de un grupo de ciudadanos sirios capturados en Estados Unidos por pertenecer a Al-Qaeda, con pasaportes y cédulas colombianas. El asunto prende las alarmas y hay que tomar medidas.

Los capturados estaban siendo monitoreados por el tio Sam, desde que se presentaron a solicitar la visa en la embajada de Estados Unidos en Bogotá, quienes portaban cédula y pasaporte auténtico; la lucha contra el terrorismo no puede tener limite alguno, y muy seguramente esto se presentó por ambigüedades jurídicas que permiten hacer ese tipo de trampas a la ley, a la norma que regula la nacionalidad colombiana, y a las normas de seguridad y defensa nacionales. Es menester del gobierno y lo está haciendo en la dirección correcta, al tomar las medidas a su alcance para proteger a sus ciudadanos; sería bueno empezar por tener regulación de las protestas sociales y las redes sociales.

Corolario: si un empresario para hacer un concierto debe pagar pólizas de responsabilidad extracontractual que ampare daños a terceros, ¿por qué no exigir las mismas a quienes protagonizan y organizan marchas sociales? ¿no alejaría tales medidas el terror?

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