El más reciente “escándalo”, que buscó en principio crear cortinas de humo y salpicar de entrada al Centro Democrático, queriendo generar desprestigio, dudas, miedo y serios reparos a hechos insospechados y muy cuestionables, que por tratarse de un “medio de comunicación” “reputado” y al cual aún muchos incautos le creen, no deja de ser un vulgar espectáculo circense, que de entrada pone la cizaña al más serio candidato a la presidencia de la colectividad.
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No es de asombrar el afán desmedido de una línea editorial que se comporta mas como directorio político, que como medio de comunicación. Recordemos cómo la misma revista, con la aquiescencia de la Fiscalía General de turno reeligieron al prócer de las Farc y el ELN.
El trafico de información siempre ha existido, pero el tema se agudizó cuando en manos del narcoterrorismo y una mixtura de intereses políticos espurios se quedaron cincuenta años de información y fuentes humanas para la recopilación de información valiosa para la inteligencia. En pro de la defensa y la seguridad nacionales, de no haber sido por dichas fuentes nunca hubiésemos sabido las andanzas del Foro de Sao Paulo, sus dirigentes en Colombia, sus movimientos envalentonados por los ríos de Colombia a bordo de lanchas, con cuestionables cargas a su espalda, por zonas donde no hay ni Dios ni ley. Lo más macabro del acuerdo con las Farc fue la mezcla de la ilegalidad con lo poco de legalidad que teníamos.
La construcción de los acuerdos de paz, en medio de la controversia bélica y política, es una de las estrategias mas eficientes en el mundo para lograr llegar a la toma del poder, y así mismo lo diseñaron el socialismo del siglo XXI y los “pazólogos” adiestrados por la corriente “postmoderna”, y es justo ahí, en donde lograron entrar en la estructura institucional para así lograr generar pánico y confundir a tontos, de tiempo atrás se vienen denunciando las escuchas ilegales de las cuales ha sido víctima desde el mismo expresidente Álvaro Uribe, cientos de dirigentes de su partido, y hasta el suscrito.
A muchos no nos afana que nos escuchen, pues estamos en la legalidad. Lo realmente preocupante es que busquen enlodar a toda la institucionalidad y al más férreo partido que ha defendido las libertades públicas como lo es el Centro Democrático, con hechos que constituyen delitos. Desde estas mismas líneas hace escasos meses denunciamos a una compañía que se nutre de exsuboficiales jubilados de inteligencia militar hábidos de “trabajo”, dirigida por un exmiembro de la fuerza publica, la cual ha tenido en el pasado serios señalamientos por escuchas ilegales, seguimientos y por la portabilidad de equipos que únicamente se comercializan entre gobiernos; lo que no cuenta el medio de comunicación es que desde esa compañía se espió al expresidente Álvaro Uribe y varias personalidades, y que dentro de su clientela están el llamado «colectivo de defensores de los derechos humanos».
Lo que está sucediendo no es más que otra cortina de humo, con hechos que tienen algo de cierto, pero que los victimarios desde luego no son quienes señala ese medio. Desde luego algo muy grave está pasando cuando se trata de enlodar la inteligencia militar, la institucionalidad y al partido político que de manera férrea y vertical ha denunciado las trampas, las mentiras y las alianzas entre actores de la institucionalidad y bandas narcoterroristas que buscan de manera soterrada pero firme llegar al poder en el 2022. Todo les ha salido a la perfección y pocos han querido enfrentarlos, esperamos que para entonces quienes vociferan “incautamente” a favor del entramado criminal estén con el naipe en la mano.
Corolario: Al presidente Duque hay que rodearlo y apoyarlo, recibió un país en la ruina. No obstante, es menester recordar los pilares por los que fue elegido que desde luego con ahínco y decoro viene desarrollando.