En escasos quince meses que lleva el gobierno de Ivan Duque ejerciendo, son muchas las perspectivas para lograr enderezar el rumbo de los ocho años del garrafal perjuicio del gobierno Santos, ocho años en donde el gasto público se desbordó, el incremento de burocracia y la creación de entidades inútiles para saciar apetitos clientelistas de los camarillas de aquel gobierno, como consecuencia de ello el aumento de corrupción y de la deuda pública, que en comparación al PIB se desbordó en aquel gobierno. El paradigma es desarrollo, aumento de la inversión, crecimiento económico y generación de riqueza. Hay muchas fallas por resolver, muchas ya resueltas y un mar de sanas expectativas.
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Con las marchas de ayer, en donde varios sectores de la sociedad se manifestaron por las razones que sean, unas justas, otras no tanto -pues siempre que se malogren los valores democráticos y se pretenda abusar de sus prerrogativas para invitar al caos y la anarquía serán un asunto de repudio por quienes creemos con convicción que es más construir sobre lo construido que llamar a la destrucción y a las vías de hecho- quedó probado que esos sectores que hacen poca amable la vida de nosotros los trabajadores, que están bien organizados, tienen redes y estructuras de apoyo gigantes, con el objeto de tapar vías y destruir los bienes públicos y privados, ojalá así de organizados fueran para producir riqueza e impulsar a mejores orillas de prosperidad al país.
Tenemos la responsabilidad histórica de hacer de Colombia un país de propietarios, donde quede de una vez por todas a un lado el odio de clases. Para ello también es menester lograr flexibilizar la jornada laboral, en donde se imponga la impronta de más colombianos trabajando y con mejores salarios, lograr avanzar a una sociedad más segura en donde podamos salir “a pescar de noche”, como lo afirmaba el maestro Echandía.
Para lograrlo es imperativa una cruzada frontal contra el narcotráfico, combustible inmenso de violencia y economías ilegales como el contrabando en todas sus expresiones. Ha sido difícil en estos quince meses lograrlo, pues el gobierno anterior dejó absolutamente blindada la erradicación de cultivos vía aspersión aérea, modalidad económica y efectiva.
Falta mucho desde luego, pero es un avance el decreto presidencial que prohíbe el consumo de sustancias psicoactivas en espacios públicos, con la constante desde luego de proteger a nuestra niñez del flagelo de la drogadicción.
Falta mucho en materia de eficiencia y eficacia en la administración de justicia, con el propósito de que la justicia llegue a todos los rincones del país para lograr bajar los índices de impunidad. Un avance de este gobierno es lograr la ruptura en la conexidad del delito político con el narcotráfico y el secuestro, situación que generó impunidad y risas a los mayores perpetradores de masacres, secuestros y ausencia de responsabilidad penal por toneladas de cocaína exportadas desde nuestro territorio. Falta mucho en lograr dar ejecución en condiciones de las 4G adjudicadas por el anterior gobierno, pero esta administración está empeñada en lograr sacarlas adelante para hacer de Colombia un país realmente competitivo. Falta mucho en alivios tributarios para el empresariado, con el fin de lograr mayor crecimiento y mas empleo, pero se está en la dirección correcta.
Es lamentable la filtración de la conversación entre la Canciller y Francisco Santos. La intención de hacerle daño al embajador es totalmente reprochable, más que las expresiones que se conocieron, apenas obvias dentro del plan estratégico de las relaciones diplomáticas de un gobierno. Quizás se equivocaron de escenario. Ahí sólo falto prudencia…