Ubicado en el departamento del Sucre, San Onofre es una localización crucial para el narcotráfico debido a su cercanía a sitios como el Golfo de Morrosquillo, los Montes de María y el Canal del Dique. Es un lugar infame por la violación sistemática a los derechos humanos sucedida allí, además de los delitos de lesa humanidad cometidos por destacados paramilitares como alias “Cadena”.
Con el proceso de desmoviliación de las AUC se esperaba superar estas problemáticas; sin embargo, el paramilitarismo y el narcotráfico nunca se fueron. A pesar de que funcionarios públicos de la nómina paramilitar fueron eventualmente capturados, inhabilitados y destituidos, nuevos cómplices ocuparon las administraciones locales, siendo gobernados desde los presidios por sus jefes. Por esto, la comunidad siente que nada ha cambiado; la estructura del poder de estos criminales está intacta.
La actual alcaldesa de San Onofre, Maida del Carmen Balseiro López, tiene una reputación que le precede. Fue candidata por el PIN en 2011 y avalada por Sabas Enrique Balseiro y Jorge Blanco Fuentes, dos hombres notorios hoy condenados por vínculos con la parapolítica. Balseiro es famoso por firmar el pacto de Ralito; Blanco Puentes, por un gobierno caracterizado por notarios, concejales y funcionarios arrestados por participar en despojo de tierras. Al mismo tiempo, varios de sus familiares, ahora extraditados por narcotráfico, han sido señalados de financiar ilícitamente sus campañas. Mientras la Alcaldía es encabezada por semejante reputación, la violencia en el municipio se encrudece.
Desde abril de este año nuevos grupos armados ilegales empezaron a fortalecer su poderío social. De forma semejante a las AUC dirimen conflictos, imponen sanciones como barrer las calles y perpetúan la infame “limpieza social”. Esta última consiste en asesinar aquellos jóvenes consumidores que no cumplen con sus metas en el comercio de drogas, o aquellos incapaces de saldar sus deudas con el grupo. Entre los hombres más notorios asociados a este régimen de cobranza se destacan los temidos JAVIER JULIO (también conocido como “Papá Mocho”), ANDRÉS SOLER (presunto lider del grupo “Los Convive”) y ARNOBIS MERCADO (presunto jefe paramilitar de la zona de Chichiman).
El 13 de mayo de 2019, mientras la comunidad celebraba el Día de las Madres, “El Gallero” llegó al municipio. Este infame cabecilla de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) abordó a uno de los lideres de la comunidad para que le informara a sus congéneres que debían lealtad a los Gaitanistas y su propuesta política para el territorio. Asimismo, le informó que estaba cazando los líderes sociales de la zona para asesinarlos. “Gallero” finalizó su discurso advirtiendo que, de no cumplir con los requerimientos de las AGC, le comentaría la situación a los RASTROJOS para ver si a ellos les iban a negar las pretensiones.
Nadie en la comunidad se siente lo suficientemente seguro para denunciar, no solo por el miedo a represalias, sino por una clara desconfianza hacia las instituciones del Estado. Estas situaciones de inseguridad y de violación sistemática a los derechos humanos en el territorio han sido notificadas en diferentes instancias: Consejos de Seguridad, Mesas de Garantías, Comité de Justicia Transicional, etc. La Defensoría del Pueblo, incluso, ha redactado diferentes informes de riesgo cuyas recomendaciones no han sido tenidas en cuenta por el Estado.
Los ciudadanos del municipio de San Onofre manifiestan su incredulidad ante las autoridades. En varias ocasiones han denunciado los hechos que ocurren en el territorio y son ignorados, o obligados a escuchar como los funcionarios públicos naturalizan la “limpieza social”. Cuando la comunidad solicita asistencia de la Policía municipal, se les manifiesta que la fuerza pública está ocupada atendiendo otros asuntos y, en su lugar, llegan paramilitares dispuestos a resolver el conflicto, así mostrándose como la autoridad legitima y estatal del municipio. Por su parte, la Fuerza Policial reconoce que no tienen ningún control sobre el territorio: se sienten desprotegidos y no cuentan con un pie de fuerza comparable a los 50 hombres armados que vigilan la ciudad cada noche.
El municipio de san Onofre vive una crisis humanitaria de caóticas proporciones: asesinatos, torturas, desplazamientos forzados, amenazas, control territorial, reclutamiento forzado, instrumentalización de menores, todo esto alimentado por el narcotráfico/microtráfico, y agravado por una Alcaldía que no toma acciones contundentes. Después de todo ¿con una administración tan untada de criminalidad, qué ciudadanía sería capaz de mantener la frente en alto y denunciar estas atrocidades?
Agradezco a Rodrigo Ramírez. Sin su colaboración, esta investigación no habría sido posible. Pido a las autoridades proteger su vida y la de su familia.
Por: Andrés Hernández
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