La más reciente bravuconada del dictador Nicolás Maduro, que de manera categórica y amenazante se dirige a cada uno de los colombianos increpando que, ante una muy probable y pronta intervención militar para buscar el derrocamiento de la dictadura, la opresión, la violación sistemática a los derechos humanos, civiles, políticos y libertades públicas en Venezuela, él y sus compañeros de régimen, entre los que se encuentran las bandas narcoterroristas de las Farc, ELN, y sus milicias Bolivarianas, acabarían con los liberadores de la opresión de millones de Venezolanos, y desde luego con cientos de miles de ciudadanos inermes colombianos, que día a día trabajan en ciudades como Bogotá, Barranquilla, Cartagena, Neiva, Cali, y Barrancabermeja.
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Estas serían las principales ciudades mas afectadas, en el evento de que el dictador Maduro cumpliera sus advertencias, cargadas de temor, nervios e imprecisiones. Quizás uno de los movimientos estratégicos más importante y asertivos de los Estados Unidos, junto con la aquiescencia de la ONU y los principales gobiernos democráticos de la región para lograr la liberación de todo un pueblo que ha sido condenado a la miseria, la corrupción, la violencia, el desplazamiento, la migración humanitaria, y todo un caos en un país que lo tuvo todo, pero que hoy no tiene nada. Lo que llamaríamos “operación libertad” se aproxima, asunto que desde luego nos embarga de alegría, pero también valdría la pena adoptar medidas y evaluar los riesgos.
Venezuela no solo se convirtió en una narcodictadura, y un albergue de bandas narcoterroristas, como lo ha sido para los principales cabecillas de las Farc que nunca fueron a la mesa de negociación, como lo es en el caso del conocido tristemente con el alias de “Jhon 40”, quien en el gobierno anterior se salvó de manera absurda de ser capturado por fuerzas tácticas del mas alto nivel del Ejercito de Colombia, en medio de una rápida, inteligente y fugaz maniobra en donde fue extraído de su campamento en medio de una extraordinaria operación de inteligencia, mediante la infiltración de un joven “no heterosexual” que sedujo al capo de las Farc, al punto de lograr dormirlo para lograr la extracción de su campamento.
A escasos kilómetros de la frontera los seis efectivos de la operación militar, hostigados por dos helicópteros de la Guardia Nacional Bolivariana y agotados de llevar al capo de casi 120 kgs al hombro, no tuvieron mas remedio que abandonar el “objetivo” y regresar al lado de la frontera para salvaguardar su seguridad y vida, sin el “positivo” que tenían como misión; el narcotráfico en la región es uno de los mayores fenómenos y motores de violencia y corrupción, el cual desde luego viene siendo controlado por capos como el que mencionamos, auspiciados desde luego por los nuevos carteles mexicanos, como el “Nueva Generación Jalisco”, dado que el de Sinaloa se extinguió o replegó con la captura y extradición del «Chapo» Guzmán a Estados Unidos.
La burla al régimen jurídico colombiano a sus ciudadanos, al departamento de justicia de los Estados Unidos, de haber dejado en libertad al capo “Santrich”, es una clara afrenta y amenaza a todo el hemisferio de lo que puede representar a futuro en el evento de no lograr cesar de raíz la dictadura en Venezuela; las probabilidades de un ataque son inminentes, tienen estudiadas nuestras principales refinerías, ciudades y objetivos de alto valor como el abastecimiento de agua, combustibles, transporte y comunicaciones; es lamentable que aparece como blanco del terrorismo una vez mas el barrio el Nogal.
Necesitamos que el Ministro de Defensa de manera inminente adopte medidas, no solo para la seguridad de millones de ciudadanos colombianos, sino el control en las fronteras, no queremos llegar a ser la “antigua Yugoslavia” de América.