Columnas

Regresó el paramilitarismo

El miedo se está sembrando en la Alta Montaña, más allá de La Cansona. Un grupo armado está pagando más de millón y medio a aquellos interesados en llenar sus filas como campaneros, militantes y encargados de negocios ilegales. Los locales están sumergidos en miedo. El paramilitarismo ha regresado a Carmen de Bolívar.

Mientras decenas son asesinados, la Gobernación del Bolívar aprecia lo maravillosa que es la zona y no alertan al público sobre estos sucesos. La semana pasada, en la Unidad de Restitución de Tierras en Carmen de Bolívar, se notificó que tanto funcionarios públicos como algunos ingenieros están siendo extorsionados: se cobran cuotas por realizar sus labores y se señalan atentados contra sus vidas de no obedecer sus exigencias. Adicionalmente, en zonas como los Montes de María (puntos geográficos que conectan a Sucre), María la Baja y San Juan, los campesinos también son obligados a pagar vacunas y expropiados de sus tierras. La ansiedad de estos últimos crece cuando llegan las 9pm y se inician toques de queda reforzados por hombres severamente armados

Dos testimonios, adjuntos en esta columna, nos revelan más sobre la crítica situación de los campesinos de la región. Los testigos comparten su miedo y comentan que los insurgentes bajan del monte con sus fusiles, iniciando tiroteos que deterioran el estado de sus hogares. Refieren que estos paramilitares se presentan como “Gaitanistas” y que citan a las personas para amenazarlas. Desde el mes de mayo, vienen desde Palo Alto (Sucre), yendo y viniendo a su gusto. Este grupo está compuesto por 11 personas, armados, unos vestidos de civil y otros uniformados. Acompañados también por una mujer, el grupo enlista jóvenes, diciendo no querer “viciosos, maricas, prostitutas y sapos”. Los locales manifiestan que se han presentado, a lo largo de los últimos meses, varios enfrentamientos con la armada. Por otro lado, se comenta que los paramilitares “se agrupan en una finca cercana”.

Presos en su propio hogar y enfrentando este vigilantismo insidioso incluso en sus actividades cotidianas, los campesinos se esconden del crepúsculo por miedo a ser asesinados por esos hombres que trae la noche. “Si usted habla, lo damos por muerto” es el chantaje diario que reciben estas personas mediante panfletos, incapaces de escapar de este padecimiento por no tener otro lugar a donde ir. Macapeyo es el lugar que ha acumulado más muertos en la última semana y su ciudadanía espera la llegada de una división paramilitar armada desde Palo Alto.

Con los paras continuando sus limpiezas para apoderarse del territorio, la zozobra crece en el corazón de los habitantes de esta zona. ¿Qué estará esperando el Estado para actuar? ¿A qué masacren el campesinado de la zona? ¿A que destruyan la esperanza en la región?

Twitter: @AndresCamiloHR

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