Pueden zarandearme desde discusiones profundas ya dadas a nivel internacional desde la academia, porque a su juicio no tengo profundidad y tendré que «tragar sapos». De todas maneras, daré a conocer desde mi mirada por qué considero peligrosísimo el concepto de «Nuevo Feminismo».
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Los años me enseñaron que el feminismo es un movimiento vivo, lleno de luchas diversas y de contradicciones internas porque no es un dogma ni tampoco una religión. Obviamente, las mujeres tenemos maneras distintas de entender el feminismo y el «nuevo feminismo» es un título más que quieren darle a su manera de entender el feminismo. A mí me perturba ese nombre porque aceptarlo legitima la estigmatización que las feministas cargamos por no adaptarnos al sistema impuesto. Eso de «nuevo» suena lindo y da buen marketing, hace ver a las «nuevas» muchísimo mejor, más frescas, más lindas y agradables y a las viejas feministas como “equivocadas” y “demenciales”. Si yo escucho a alguna hablarme de «nuevo feminismo» le diré: «las viejas feministas equivocadas según tu criterio, cariño, te dieron todos los derechos que hoy tienes, incluso el derecho a decir cosas sin sustancia, sin lógica y sin ningún sentido».
Desde Feminismo Artesanal, y en nombre de todas las mujeres que llevamos años en diferentes movimientos feministas, rechazo ese concepto de “nuevo feminismo”. Hablo por todas y cada una de las activistas con trabajo evidente con las mujeres, en nombre de las mujeres que desde hace años exponemos nuestra propia vida en muchos aspectos. Hablo en nombre de todas las feministas que se identifican con mis reproches y lo digo sin tararear: las “nuevas feministas” tienen derecho a entender y hablar del feminismo como les apetezca y a unirse a la campaña de desprestigio contra nosotras, “las feministas feas” que no hablamos de lo políticamente correcto. Les confieso que me ofusca verlas hoy sacando textos feministas de contexto sin ninguna delicadeza intelectual ni filosófica; ofusca porque no están defendiendo nada nuevo en lo absoluto. El discursito de «somos más amorosas que ustedes y no tenemos el discurso de odio de ustedes, las feministas caducas» no lo aceptaré jamás.
Agrego a mi reproche dos preguntas con respuestas válidas: ¿en qué se beneficia el feminismo como movimiento político, social y cultural o como filosofía, ideología, marco teórico o principio ético, como quiera que entendamos el feminismo en nuestra vida?, ¿en qué se beneficia dividiéndolo en «nuevo» y «antiguo»?
Segunda pregunta y no por eso menos importante: ¿Quién se beneficia con esa división? Les responderé abiertamente: se beneficiarán los machos que persiguen el feminismo porque no están dispuestos a renunciar a sus privilegios y harán todo para que regresemos las mujeres al pasado. Ellos encontrarán en estas «nuevas feministas», como encontraron en las autodenominadas «feministas libertarias», un colchón para acomodarse.
El feminismo pierde en todo sentido con esa división de «nuevo feminismo» y «antiguo, viejo o caduco feminismo». Ese «nuevo feminismo» no es nada diferente a todos los movimientos de mujeres antifeministas. Nos rotula a las feministas de siempre de «caducas» de «tener odio”,» de locas» y se suben al pedestal de superioridad moral: «mírenme, soy una nueva feminista, soy mejor, soy amor, soy linda, soy bella, me veo normal como cualquier mujer común, no soy agresiva como un hombre dando órdenes, miren que hasta me depilo, miren que gran feminista nueva soy”. Las mujeres somos putamente libres hasta para ser putamente ridículas. Así que aquí estaré rechazando la idea de un «nuevo feminismo», porque lo encuentro divisorio, porque es problemático ya que hace que la gente que odia el Feminismo se sienta cómoda con sus juicios de valor sobre nosotras, y que tengan poder social para ridiculizarnos y trivializarnos.
Somos un solo feminismo con diferentes maneras de ser entendido y experimentado. Ninguna colectividad feminista ni pensamiento feminista es superior, solo es diferente. No voy a beneficiar al patriarcado aceptando una división política, social, cultural y estructural del feminismo. Somos cientos de colectivas alrededor del mundo con errores y aciertos, y aun así somos una familia, y estamos trabajando en unirnos cada vez más y no callar frente a un discurso que nos divide como movimiento político y social.
Somos ciudadanas del mundo, no necesitamos que ninguna mujer nos dé carnets de aprobación que nos certifiquen como feministas nuevas o viejas. No tenemos rótulos, somos feministas. Las feministas que nos da la gana de ser, con luces, con sombras, imperfectas como personas, porque no existe persona perfecta. Ni hombre mi mujer perfecta existe. Somos feministas porque resistimos al machismo y no importa el apellido. No nos dividimos entre «nuevas feministas » y » viejas feministas». No lo haremos porque con ello solo gana el sistema patriarcal.
Mar Candela / Ideóloga de Feminismo Artesanal