Opinión

Mi opinión

Al igual que mi vida privada, que cumple dos características básicas (es mía, y es privada), mi opinión cumple con un par de características muy similares: es mía, es decir, surge desde mi conocimiento (a veces bueno, a veces no tanto) sobre determinada situación o contexto, sumado a la experiencia y percepción y, por supuesto, al análisis que haga sobre el tema en cuestión; y la otra es que es tan solo una opinión, es decir, es un simple punto de vista, uno más de tal vez muchos posibles.

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Opiniones puede haber muchas, pero hay una clara diferencia de cuando das tu opinión simplemente porque no puedes quedarte callado, por lo cual seguramente se puede confundir con un juicio de valor. Y con esas hay que tener bastante cuidado, tanto de decirlas como de prestarles atención, ya que pueden estar viciadas por los miedos, inseguridades y cosas extrañas que pasen por la cabeza de quien emite dichas opiniones. Pero también están esas que te piden, en donde quien pide la opinión debería tener presente que lo que le dicen puede tener algo de validez y merece atención y respeto, pero también que debe estar preparado para escuchar una opinión que puede estar alejada de lo que piense o desee.

El ideal es que aquella opinión que emitamos o recibamos trate de ser imparcial o por lo menos equilibrada y justa, o que por lo menos deje claros los motivos y argumentos que nos permiten construirla, ya que de lo contrario sonaría a capricho. Pero también sería ideal que quien pide la opinión entienda que no por el hecho de que sea contraria a lo que desea o piensa, es mala o debe descartarse.

Quien pide una opinión lo hace porque no se siente completamente seguro frente a lo que va a hacer, vivir o está pensando, de lo contrario, te contaría la anécdota en vez de preguntarte algo. Pero quien pide una opinión esperando que validen su punto de vista y quiere escuchar exactamente lo que está pensando no solo guarda algo de inseguridad, sino que además tiene tanto temor a equivocarse que necesita de la “aprobación” de otros para hacerlo o transferirles la responsabilidad de sus actos al validar su plan a través de otras personas.

Bien dicen que quien no escucha consejos no llega a viejo, pero tampoco se puede depender del consejo de otros para cada paso que se da en la vida, y si por alguna razón sientes tener esa necesidad y crees que necesitas escuchar la opinión de muchos para tomar una decisión importante en tu vida, pero estás esperando que todos te digan lo que quieres escuchar, lo que estás viviendo no es falta de capacidad a la hora de tomar decisiones, es que tu vida te envía una señal y te quiere alertar de que tal vez debes evaluar aquello que quieres hacer. Por lo cual, si quieres tomar una buena decisión, lo mejor es que trates de equilibrar la razón con el corazón, que sigas tu instinto, pero que no te vuelvas ciego ante las señales que la vida te da y el panorama que tienes frente, más bien, busca cómo se puede transformar… pero esa es tan solo mi opinión.

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