Opinión

En diciembre no fue solo un caballero con más de caballo que de Caballero….

“Y creo que el feminismo y el machismo no están condenados a enfrentarse, sino que pueden pacíficamente coexistir”, opina Antonio Caballero. Qué peligroso es su poder intelectual señor caballo. Es lo que pensé al leerlo. (Mar Candela)

A quienes me reprocharon por no publicar en el periódico todo lo que estaba pasando en mi cabeza sobre cada acontecimiento machista que estábamos enfrentando en este diciembre del 2017, a quienes me han escrito preguntándome por mi nota de navidad y fin de año, les explico sin justificarme: la militancia no depende del estado de ánimo, no obstante, a veces no es fácil militar con tantos sentimientos.

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La verdad es que quise hacerme la que se le secaron las ideas, que no tenía nada qué decir que las grandes voces feministas no hayan dicho ya. Yo había hecho una linda carta de navidad y fin de año, llena de un poco de sorna con mis reflexiones de siempre. ¿Qué sucedió? Se traspapeló. Luego fue avasallante todo lo que en diciembre del 2017 las feministas tuvimos que asumir. Y debo confesarles que de tanto que quise decir no supe qué decir. Ni cómo decirlo.

Soy consciente de que me debo a ustedes, que hacen de mi causa de vida su propia causa. No soy una mujer elocuente ni de lenguaje políticamente correcto. Estoy frustrada, y es una frustración en el alma, en la mente y en el corazón.

Vamos por partes. Empecemos por el caballero más nombrado en diciembre: no usaré una cartica con el protocolario: “querido señor fulano de tal”, iré sin anestesia como lo he hecho siempre.

«Oye pero qué bruto eres Caballero». Es lo que quisiera decirle a los ojos a este intelectual criollo: ¿Por qué? Porque no satisfecho con su menuda metida de pata en la primera columna, viéndose confrontado moralmente a nivel nacional, decide responder. Y responde con una columna justificando sus opiniones, sin disculpas y pretendiendo quedar como un elocuente pacificador con gran claridad mental, cuando en realidad con argumentos mucho más torpes que en la primera columna deja ver toda su ignorancia sobre el feminismo.

«Y creo que el feminismo y el machismo no están condenados a enfrentarse, sino que pueden pacíficamente coexistir», opina Antonio Caballero. Qué peligroso es su poder intelectual señor caballo. Es lo que pensé al leerlo. Me pregunto cómo puedo hacer que la ciudadanía en pleno, la gente común, comprenda la dimensión de la profundidad y necesidad del feminismo como principio ético si vemos a grandes intelectuales ridiculizando el feminismo y menospreciando las razones de fondo sin ni siquiera saber lo elemental. ¿A qué me refiero con eso de lo elemental? Hago referencia a que feminismo y machismo no son equiparables. ¡En ninguna manera! Y decir que el feminismo y el machismo pueden coexistir es como decir que esclavistas y esclavizados pueden coexistir en armonía.

Estoy realmente agotada de ver intelectuales llenos de grandes conocimientos usando su capacidad intelectual a la altura de cualquier caballo. Y no hablo solo del señor Antonio Caballero, ya que tengo más de una década en esta causa y en todo este tiempo he visto a hombres ilustres hablando en pasillos las mismas barrabasadas que este señor se atrevió a publicar en dos columnas de opinión.

Dicho esto, salto a otro tema. En este diciembre acá en Colombia la masa; la multitud, «la voz del pueblo», “la voz de Dios”, ridiculizó el lenguaje incluyente y lo hizo gracias a una exigencia legal y justa por razones equivocadas.

Reitero, legal y justa, no obstante hecha por un político en un partido donde la participación política de la mujer es casi nula; un hombre al que no le conozco su trasegar de fondo en materia de género y por las mujeres; un hombre que a mi juicio simplemente vio un hueco importante en su enemigo político Peñalosa. Un hombre que usó la causa justa y necesaria del lenguaje con perspectiva de género como parapeto político personal.

Alirio Uribe bien me trinó parafraseándolo: “¿por qué otros temas de mi trabajo no han tenido la misma resonancia?”. Sentí que insultaba mi inteligencia, porque obviamente -y como lo sabemos bien toda la ciudadanía- el tema de género es marketinero y nada más showcero que un hombre demandando por un tema que causa tanta polémica como el lenguaje incluyente.

Obvio, vienen las elecciones y se necesita prensa a como dé lugar. Están en campaña. ¿Cómo que por qué este tema si tuvo mediatización y otros no? Los machitos nos creen idiotas y piensan que no nos damos cuenta cuando están usando nuestra causa de parapeto político. ¿Por qué el reclamo legal en plenas elecciones y no antes o después? Esa es la verdadera pregunta. La demanda de Alirio le hace mal al feminismo no por ser injusta sino porque no se hizo de la mano de un trabajo sólido pedagógico. Por venir de un partido donde no se nota la gran participación política de las mujeres y porque como se dio la cosa se ve como ataque político a Peñalosa y no un trabajo endógeno por la equidad.

Ahora será mucho más complejo hacer entender a la ciudadanía el valor del lenguaje incluyente, que el lenguaje crea y recrea y que tiene un poder político y social determinante en la historia de la humanidad. Más allá del “todos y todas” la discusión es rica, profunda y tiene gran importancia. Si me preguntan a mí, el camino no es “todas y todos” y ese “todos y todas “pienso yo que en sí mismo es un lenguaje segregacionista que excluye a las personas que ni son él ni son ella. No obstante, la terapia del “todos y todas” sirve para visibilizar la necesidad de recrear el lenguaje y de construir uno donde ninguna persona sea excluida.

En este diciembre del 2017 aquí en Colombia tildaron a las víctimas de acoso sexual de exageradas, equiparan el machismo con el feminismo porque son «maneras de ser”, las feministas no supimos poner en discusión pública el lenguaje incluyente y lo hizo un político que sabía que sí hay un tema que mueve prensa. “Son las demandas ridículas del feminismo”…

En el 2018 educar es nuestra meta en Feminismo Artesanal. En defensa de la libre expresión no creo, como algunas personas, que las opiniones machistas deban ser censuradas. El camino no es la censura; el camino es educar y reeducar.

Colofón: No olvido enviarles mis mejores deseos de fin de año. Estaré premiando la anécdota de resistencia feministas en la cena de navidad y año nuevo más curiosa. Envíenla con video a este correo feminismoartesanal@gmail.com
Mar Candela – Ideóloga feminismo Artesanal / @femi_artesanal

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