“Saqué conclusiones y no las pude volver a meter”, tuiteó @wdelbar hace unos días. Y yo lo relaciono con algunas reacciones que encontré el sábado pasado en Twitter ante el atentado que ocurrió en el Centro Comercial Andino esa misma tarde. Apenas supe que la bomba explotó en el baño de mujeres me imaginé a las feministas gritando feminicidio. No me equivoqué. Las redes se cargaron de mujeres indignadas con un atentado que asumieron era dirigido a las mujeres y los niños. Y la periodista y música Uschi Levy tuiteó: “Decir que fue un feminicidio porque fue en el baño de mujeres, es como decir que fue un crimen xenófobo porque murió una extranjera”.
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Le di retweet y muy pronto alguien respondió argumentando que el afán por parecer neutrales y no feministas nos hacía pecar con opiniones absurdas… Y me pareció gracioso que mi verdadero afán al respecto es no parecer una feminista tarada, y no puedo dejar de preguntarme, si el atentado hubiera sido en el baño de hombres, ¿se hubiera tratado de un machicidio? Pues claro que no, si –para comenzar- el término machicidio no existe. Si el atentado hubiera sido en el baño de hombres nadie hubiera hablado de violencia de género. Y cuando hablan del atentado en contra de los niños, no tienen en cuenta que los papás también entran al baño con sus hijos pequeños.
Pero no son solo las feministas quienes sacaron sus propias conclusiones con respecto al atentado que nos dejó con el dolor que ocasionan tres muertas. El sábado en Twitter también pululaba el odio. Tiene sentido que semejante injusticia tan aberrante cause rabia, lo que no entiendo es el descaro al descargar esa ira en cualquier persona. La periodista española Salud Hernández tuiteó: “Acabo de regresar del centro Andino en Bogotá. Un muerto y 4 heridos. Una bomba en baños segundo piso. Puede ser el ELN. lleva su firma” (sic).
Veamos, yo no soy ni uribista, ni santista, ni guerrillera. Y tampoco soy paraca. En términos políticos no soy nada, no entiendo nada, no me interesa y me sabe a mierda. Y en ese orden de ideas digo que Salud tomó también sus propias conclusiones. Dijo, “Puede ser el ELN. lleva su firma” (sic), no dijo que era el ELN. Y entonces demasiados usuarios de Twitter se fueron en su contra, insultándola y usándola como ejemplo de mal periodismo. No voy a analizar qué es buen y mal periodismo, porque luego de haberlo ejercido durante más de dos años, también me sabe a mierda. (Dirán que todo me sabe a mierda, y no es cierto que sea todo, pero sí la gran mayoría. Y no entiendo cómo es que ustedes van por ahí como si todo estuviera bien). Mi punto es que la española, como todos, sacó sus propias conclusiones.
Todo lo que nos impacta nos genera interrogantes. Vivimos intentando conseguir respuestas y en el camino sacamos nuestras propias conclusiones para intentar explicar lo que quizá nunca se resuelva. Normal. Y qué idiotas somos cuando hablamos como si conociéramos la verdad, cuando lo único cierto es que seguimos esperando respuestas de quienes supuestamente las poseen. Y que cuando nos den lo que esperamos lo creeremos, asumiendo que nunca nos mienten. Por eso me quedé callada, y hoy pienso en el dolor de quienes se vieron obligados a enterrar a quienes amaban. Y en lo históricamente complicado que es un proceso de paz.