Debería empezar esta sentida carta con un saludo cordial y el protocolario “espero que estés muy bien”. Me voy a saltar la norma. No de odiosa, sino de confianza.
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Quiero pensar que cada colombiana que me lee el día de hoy es una amiga que aún no conozco. Y «de tú a tú», de mujer a mujer, voy a escribir haciendo cuenta de que estoy en diálogo intimo en la sala de mi casa con esa amiga que está buscando la salida a este laberinto de violencia social, política, institucional, física, psicológica, simbólica y hasta religiosa que todas las mujeres y niñas padecemos en Colombia. Laberinto impuesto por el machismo tan tradicional como normalizado
No voy a decirte algo nuevo; sé que tienes claro que existe el machismo, que bien sabes que el sistema con las mujeres es totalmente diferente que con los hombres. Y lo es en todos los aspectos. Con eso no estoy diciendo que “todos los hombres son perversos” o estoy desconociendo que los hombres también son víctimas de muchas injusticias. Es más, como feminista trabajo de la mano de los hombres antipatriarcales construyendo un nuevo país desde IUS- GEN, el centro interdisciplinario de pensamiento y acción con perspectiva de género; hombres que se han declarado feministas porque han comprendido que el machismo los deshumaniza.
No es un secreto que en Colombia más de 200 mujeres han sido asesinadas en el 2017, según Medicina Legal, que cada 30 minutos una mujer es víctima de violencia sexual y tampoco es secreto que diariamente 21 niñas entre 10 y 14 años son abusadas sexualmente.
Tenemos claro que las mujeres, incluyendo niñas, somos el 51% de la ciudadanía, cosa que no nos ha sido útil para tener una vida libre de violencias. Representamos el 85% de los casos de violencia sexual en el marco social y el 93% en el marco del conflicto armado, y ni siquiera el 30% de las mujeres estamos en el poder político.
Y un dato menos alentador es saber que ni los hombres y mujeres en el Congreso de la República ni los funcionarios(as) públicos reciben capacitación básica en perspectiva de género con enfoque diferencial, lo que explica el porqué de una justicia mediocre en materia de género.
Nuestro derecho a vivir sin miedo, nuestro derecho a una vida libre de violencias, es algo que nos toca pelear diariamente en todos los niveles: sociales, intelectuales, morales y políticos. Y lo peor es que no se trata solo de Colombia, ya que a nivel internacional todas las mujeres vivimos esa violencia del sistema. No hay rincón en el planeta donde las mujeres se sientan 100% seguras. Y quisiera decirte que esto cambiará muy pronto; la realidad es que si no nos organizamos primero llega Jesucristo, antes de lograr desaparecer el machismo normalizado. A esto debemos sumarle el rechazo frontal de no pocas mujeres -no solo de los hombres machistas- al feminismo.
No tengo nada que decirte que no te hayas enterado por el sinnúmero de campañas en contra de la violencia hacia las mujeres, no obstante, quiero preguntarte: ¿qué estás haciendo desde tu realidad para cambiar la historia de las mujeres en el país? ¿Cómo estas asumiendo tus derechos ciudadanos? ¿Estás comprometida contigo misma a amarte por sobre todas las cosas y defenderte de las violencias normalizadas? ¿Estas tomando clases de defensa personal con expertos en materia? ¿Estás leyendo material sobre el reconocimiento de tus derechos? ¿Te ocupas de tu cuerpo y sexualidad como territorio político siendo una mujer apropiada de su sexo afectividad y su identidad? ¿Dialogas con las niñas de tu familia sobre autocuidado y creas vínculos de confianza de modo tal que ellas te contarían en caso de ser víctimas de algún tipo de abuso?
Mientras descubres el modo de trabajar desde tu realidad a favor de una vida libre de violencias para todas, mientras sabes cómo hacerlo, mientras hacemos entender al Congreso de la República la necesidad de que se capaciten en materia de género, ayúdame a ser factor transformador. Ayúdame a reivindicar todas las formas de ser mujer.
Hagamos algo juntas. Yo me comprometo desde Feminismo Artesanal cada martes a realizar un programa on line dialogando con diferentes personas con voz de resonancia y poder social, político y cultural sobre mujer y sociedad. Personas en política, artistas, personas de diversas profesiones, funcionarias(os) públicos, empresarias(os) y líderes sociales, y tú te comprometes, no conmigo si no con cada posible víctima de violencia machista, con cada mujer asesinada, con cada niña que se recupera de una violación que por suerte no la mataron, no solo a ver el programa y difundirlo si no a escribirme a Feminismoartesanal@gmail.com con la propuesta de temas a tratar.
Y como colofón, solo me resta decirte que mientras cada colombiana no se abandere de la problemática que nos acecha, de la pandemia de feminicidios en Colombia, de la batalla contra el machismo, NUNCA seremos mujeres sin miedo; en mis palabras: putamente libres.
Agradecimiento: Mi profundo agradecimiento con Publimetro Colombia (al señor Alejandro Pino) por su compromiso de hecho a favor de los derechos de las mujeres. Gracias por respaldar este Feminismo Artesanal.
Por: Mar Candela / @femi_artesanal