Uno de los principios más importantes en la cosa pública es decir la verdad; durante años se ha mencionado que muchas veces decir la verdad cuesta y a muchos no les gusta, ese es un lado de la moneda; pero totalmente contrario a este, está el que solo pretende dar respuestas equívocas a la confianza del ciudadano, de los que apoyan o no las decisiones de los Gobiernos y de quienes conducen los destinos de las naciones, un paso difícil es poder creer de manera vertical en las cifras que el actual Gobierno quiere presentar no solo en Colombia, sino en el plano internacional. Para no quedarnos solo en el proceso de paz, aquí mismo las vamos a indicar, mencionando que las fuentes son de toda credibilidad.
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Lejos de mencionar que las Farc son el cartel más grande del mundo, según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y la DEA, hay que mencionar que resulta paradójico y extraño que durante los cinco años del proceso de paz con las Farc en La Habana, los cultivos ilícitos aumentaron 141% según la estadística de la Casa Blanca, en 2016 se registraron mas de 188.000 hectáreas de coca, superando la de 2001, la cual se registró en 169.800 hectáreas, para entonces no había empezado el Plan Colombia y tampoco había llegado a la presidencia de la república Álvaro Uribe Vélez, lo más difícil de todo es que, pese a esas cifras por fuentes acreditadas, el Gobierno no asume el tema con responsabilidad, por el contrario, lo maquilla.
Sobre los cultivos ilícitos y narcotráfico, la ONU ya anunció que las cifras de 2016 serán totalmente escandalosas; la activación económica proveniente de la explotación responsable de recursos naturales como gas, petróleo y oro se fueron al traste, la minería legal ya empezó una estampida para abandonar el mercado colombiano y de eso nadie se pronuncia ni hace algo. Por cuenta de la más reciente consulta popular en Cumaral, municipio del Meta, se dejarán de percibir millonarios recursos de las regalías, todo porque fue la voluntad popular, ojalá hubiesen sido así de menesterosos para acatar las decisiones de las mayorías cuando los colombianos dijeron no a los acuerdos de La Habana entre el Gobierno y las Farc.
La caída de la inversión extranjera entre 2014 y 2016 en el sector minero-energético ha sido de una tasa anual del 35%, y desde 2013 no se ha vuelto a invertir crecientemente en excavaciones para explotar petróleo, hoy en día no llegan a 10 los nuevos pozos perforados, eso debería preocupar no solo al Gobierno –que no lo cuenta–, sino a todos los colombianos, la única actividad económica que parece ser rentable y que nunca va a terminar será la minería ilegal, que al año explota cerca de 40 billones de pesos, para no mencionar los dividendos que estará dejando el narcotráfico con esas 188.000 hectáreas de coca, entonces las cosas en la economía sí van bien como dice el Gobierno; sí, pero para los hampones.
Las cifras oficiales en extorsión hablaban de 5480 casos en 2015, cifra escandalosa contrastada con la de años atrás, entre 2010 y 2016 la extorsión se dio en aumento en 236%, de eso tampoco nos dicen nada; los incentivos tributarios a la inversión se desmontaron, hoy somos la cuarta economía mundial con los estándares de tributación más altos y el tercero de Latinoamérica, aparte de que el ciudadano debe pagar tributos locales como ICA y predial, que cada día aumentan exageradamente; el avalúo catastral desborda la proporcionalidad contrastada con la inflación. Esas pequeñas perlas no nos las cuentan, como tampoco lo que advertimos desde 2013, que los 6,5 billones de la enajenación de Isagén se iba a embolatar, ¿dónde están?
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.