Opinión

Claudia López no es mi presidenta

Mar Candela nos explica por qué el voto de la senadora a favor de Carlos Bernal como nuevo magistrado anuló la posibilidad de que le entregue el suyo a la también candidata presidencial.

La primera presidenta de Colombia debe ser una mujer que no negocie con el sistema en lo esencial. Claudia López es una mujer ejemplar en muchos sentidos, yo la admiraba y nunca olvidaré los motivos por los cuales la admiré: conoce al país que dice amar y defender; es preparada, luchadora, inteligente y estratega. La hoy senadora Claudia López es una mujer que despierta todo tipo de pasiones. Es una mujer frontal, capaz de expresar lo que piensa, sin miedo al que dirán; ella no adorna las palabras para gustarle a alguien.

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Que su ‘tonito’ de voz es inadecuado, dicen tanto desde la Derecha como desde la Izquierda. Conozco esa crítica –yo misma he sido víctima de la misma– y sé muy bien cuál es ese ‘tonito’ que tanto les molesta: es la voz con la cual se ha plantado ante los machos del país. Exactamente el mismo ‘tonito’ que la mayoría de ellos han usado durante toda su carrera sin que nadie les haya tildado de histéricos o locos.

Por otro lado, me gusta cómo Claudia López se planta frente al país para defender la diversidad desde su vida. Alguna vez la pude entrevistar y sentí que estaba hablando con una mujer lesbiana putamente libre. Aún así, sus posiciones políticas han sido calificadas como ambiguas y en la Izquierda radical, que no le perdona que su mentor político sea Enrique Peñalosa, no soportan que poco o nada se haya pronunciado ante lo que algunas colectivas ciudadanas rechazan de esta alcaldía. Yo eso lo puedo comprender: a mí también me costaría criticar públicamente a quien un día fue mi punto de apoyo al inicio de mi carrera profesional.

Entender la dinámica política real significa, incluso, llegar a comprender que Claudia López tenga que hacer algunas negociaciones con el sistema para poder avanzar y alcanzar sus propósitos, que tenga que llevar a cabo acuerdos programáticos que, sin llegar a ser corruptos, permitan construir transformaciones justas y duraderas.

Tuve mis dudas sobre si apoyar o no su precandidatura presidencial, y no porque la considerara incapaz o corrupta, sino porque nunca le he sentido un compromiso profundo en contra del machismo y todas las políticas patriarcales. En sus elocuentes discursos nunca le he escuchado hablar del feminismo.

Aún con todas mis dudas, me alcancé a inscribir en la convocatoria que realizó invitando a respaldarla porque, como les dije, creía que su lucha era honesta. Debo decir que hoy no estoy tan segura. Y no lo estoy porque creo que hay cosas que no podemos hacer, y una de ellas es atentar contra nuestros principios. Me explico: creo que si una mujer llega al poder debe hacer un esfuerzo doble para evitar las oscuras prácticas políticas de la mayoría de los hombres.

Sé que nosotras somos falibles como ellos y que también tenemos todo el derecho al error. No obstante, nuestro deber es cometer errores diferentes, explorar otras maneras, desmarcarnos de las tradiciones políticas de ellos. Si una mujer hace una política tradicional, a la manera del más común y corriente de todos los machos en el poder, esa mujer a mí no me representa.

Hace un tiempo, muchas personas le criticamos a Petro su decisión de votar a favor de Alejandro Ordóñez para ser Procurador General de la Nación. Claudia López fue una de ellas. Lo doloroso es que acaba de replicar el mismo error histórico: dio su voto positivo para que el señor Carlos Bernal, protegido político de Viviane Morales, llegara a la Corte Constitucional.

Efectivamente, el Congreso de la República debía decidir si quería que los máximos jueces constitucionales se desmarcaran definitivamente del pensamiento religioso y sus tradiciones heteropatriarcales. Desafortunadamente para el país, Carlos Bernal, el depositario del voto de Claudia López, aunque es un hombre que se presenta como liberal, es enemigo del derecho a decidir de las mujeres en materia de parto. Al igual que Morales, es cristiano y sabemos perfectamente que como tal no está interesado en el respeto por los derechos integrales de la comunidad LGTBI.

A manera de explicación de su voto, Claudia López trinó que nunca descalificaría a una persona por sus credos religiosos. En principio está bien no descalificar a nadie por eso, pero aun así no estoy segura de que un protegido político de Vivianne Morales pueda comprometerse a respetar la ley por encima de sus creencias o, en este caso, de sus compromisos con la senadora.

¿Para qué tanto show mediático de Claudia López contra el referendo de Vivianne Morales? ¿Para qué sometió al escarnio público a la hija de la senadora Morales al decir que era lesbiana? A la luz de su voto por el hoy magistrado Carlos Bernal: ¿cuál era la razón? La precandidata presidencial Claudia López votó por Carlos Bernal aún sabiendo el enorme riesgo que este hombre representa para los derechos humanos de las minorías LGTBI y de las mujeres.

Hoy digo: si la opción es una mujer que finalmente termina haciendo lo mismo que tanto le hemos criticado a las viejas prácticas políticas, es preferible votar por un hombre anti patriarcal comprometido con los Derecho Humanos, y que lo haga de verdad, no solo de pose.

Me declaro incapaz de votar por personas peligrosas para los Derechos Humanos. Queremos una presidenta… pero así no.

Por: Mar Candela – ideóloga Feminismo Artesanal / @femi_artesanal

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