Opinión

Miedo

Este fin de semana hubo una marcha contra el Gobierno. Y bastantes salieron a las calles para mostrar su descontento por lo que consideran no está caminando de forma adecuada en el país. Uno de los que quisieron salir a marchar fue John Jairo Velásquez, alias Popeye. De hecho su nombre causó controversia por el hecho de haber participado de esa manifestación ciudadana a pesar de que en el pasado él hizo parte de una organización capaz de corromper hasta el santo sudario: el cartel de Medellín.

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Y la memoria me lleva de una 25 años atrás. 1992. Llevaba bastante tiempo tejiéndose la versión de que Pablo Escobar y sus lugartenientes, que en su momento decidieron entregarse a la justicia y pagar su condena en la cárcel de ‘la Catedral’, estaban aburridos de la decisión tomada. Y aburridos porque aunque eran los dioses y dueños del país desde un centro penitenciario mucho más cercano a un cómodo resort, les picaba la idea de sentirse dentro de las rejas así eso fuera nada más que un tecnicismo. Fue el presidio más blando de la historia, tanto que un día, ya cansados de tanta comodidad en presidio, decidieron hacer un escape vergonzante de esa prisión en la que ellos eran los únicos capaces de decir si salían o no.

Recuerdo que el día en que se dio la noticia de que Pablo Escobar se había volado de la prisión ‘De Luxe’ que el Gobierno construyó para su disfrute jugaban Millonarios y Tolima en El Campín. Era el 22 de junio de 1992, es decir, este año ya van a ser 25 que transcurrieron de ese suceso. Y sentir que de nuevo ellos estaban en las calles era revivir el terror que producían sus maneras de resolver los problemas frente al Gobierno y frente a la sociedad. No hubo opción de salir de la casa esa noche en la que el azul ganó 4-2 con gran actuación de Álvaro ‘Nigua’ Torres y Harold Morales.

Fue imposible salir de la casa sin miedo desde esa noche. Las pruebas posteriores ratificaron ese temor: las bombas en los centros comerciales, los ajusticiamientos, la guerra frontal de la mafia asesinando gente sin temor de Dios… Se despejó ese miedo, temporalmente, el día en que Pablo Escobar fue dado de baja en un tejado de Medellín. Luego ‘Popeye’ pagó en la cárcel por los crímenes cometidos y hoy por hoy es un comentarista de la vida nacional desde sus propios canales de propaganda. Era imposible imaginarse hace 30 años que ‘Popeye’ hoy podría hablar de Colombia y en Colombia. Este país demuestra que sigue siendo muy generoso.

La única referencia futbolística que hoy tiene esta columna es aquel anodino Millonarios-Tolima como punto de contexto para la activación de un terror que ha costado quitarse de la cabeza, creo que aquel partido fue sencillamente una excusa para decir que me cuesta entender a tipos como ‘Popeye’. Mucho.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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