Era un tipo jodido Jock Stein. John Hughes, uno de los grandes futbolistas del Celtic de Glasgow, no paraba de llorar y de llamar a su casa preocupado por la salud de su mujer, que estaba embarazada: había sufrido un aborto espontáneo mientras que él y sus demás compañeros estaban concentrados para disputar un juego de Copa de Europa. Hughes le solicitó a Jock Stein, el ajedrecista que desde el banco movía las fichas de ese Celtic y que hace parte de la gran historia de esa institución al haber ganado 10 ligas y la única Copa de Campeones de Europa que posee un club escocés, que por favor le diera permiso para regresar a su casa para ayudar a consolar a su esposa. Stein, técnico genial pero también durísimo, le dijo: “No, Hughes. Igual usted está acá, ella en Escocia. ¿Qué más da?”.
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Stein vivía los partidos a todo pulmón, tanto que se hizo cargo de la selección de Escocia con el fin de llevarla a un mundial. En el 82 pudo hacerlo y en 1986 el camino estaba difícil: cuando todos estaban en su contra, su único confesor era un joven ayudante de campo que se había hecho famoso por colar al Aberdeen entre los grandes del fútbol de Europa. Era Alex Ferguson.
Escocia debía empatar ante Gales si quería ir a un repechaje contra Australia para ir a México y Gales, que su único Mundial hasta ese entonces era el de 1958, empezó ganando. Stein al final se salió con la suya y Escocia pudo empatar, sin embargo, a pesar de la alegría, el DT se empezó a sentir muy mal. Cuando iba hacia el camerino cayó al suelo y nunca más se levantó. El corazón le dijo basta.
Washington Etchamendi, dirigiendo al Cali, entró en cólera porque al finalizar el primer tiempo su equipo se había quedado con 10 hombres y necesitaba ganar. Justo, en plena charla técnica, cuenta Daniel Samper Pizano, delegado santafereño de esos tiempos, que fue al vestuario caleño y, sin quererlo, entró en plena charla. Etchamendi, enfurecido, lo echó del camarín pensando que Samper estaba haciendo las veces de espía. Y por esa rabia –el mismo Daniel dice que cree haber sido el desencadenante triste del final del cuento– Etchamendi cayó al suelo de la pista de tartán del Pascual Guerrero. Aunque una ambulancia alcanzó a llegar para trasladarlo a una clínica, Washington ya estaba muerto cuando se desvaneció: la leyenda cuenta que se lo llevaron ya fallecido porque era grotesco hacer un levantamiento de un cadáver en pleno juego.
El argentino Norberto Bautista vino a conocer tierras quindianas en 1988. Su labor era conducir al equipo de Armenia, pero nunca pudo disputar un solo juego, en un entrenamiento la escena se repitió: angustia, gritos, servicios médicos y sábana blanca.
Me acordé de todos ellos luego de ver que Aníbal ‘Maño’ Ruiz, con 75 años de edad y que estuvo al frente de Atlético Nacional y Cúcuta Deportivo, también lo encontró la muerte en similares circunstancias, en medio de un encuentro Puebla-Veracruz.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.