¿Cuándo vendrán a Colombia? Era la pregunta que me hacía por allá en la década de los ochenta cuando a punta de gran esfuerzo lograba recolectar casetes o acetatos de bandas como Black Sabbath, Iron Maiden, Def Leppard, Judas Priest y otras. En una adolescencia en la que fluía el rock, era utópico pensar que Ozzy Osbourne o Bruce Dickinson un día se levantarían a mirar un mapamundi y a señalar a Colombia como destino. Todo se rompió gracias a Alá, Dios, Buda o el que sea y las bandas empezaron a pisar suelo colombiano. Hoy somos un destino rockero, pero como buenos colombianos no todo puede ser completo y conforme. Ahora la quejadera se centra en la argumentación del “¿por qué vienen tantas veces?”, “¿acaso no tienen nada más qué hacer?”, “vienen porque están acabados…”.
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James Brown y Carlos Santana vinieron en 1973. A ellos los siguió una ausencia de grandes artistas hasta 1992, cuando Guns N’ Roses aterrizó con un concierto breve, lluvioso y un mágico November Rain en noviembre. Bon Jovi, Elton John y Def Leppard le dieron vida rockera a esa década con conciertos en El Campín y en el Simón Bolívar. Y ya, en 1999, Metallica pulverizó cualquier pronóstico al meter alrededor de 80.000 personas en el Parque Simón Bolívar.
Ahí hubo un quiebre. Ya para el 2000 y años posteriores el desfile de los grandes ha estado a la orden del día: hay dinero, hay audiencia, hay empresarios serios, hay ganas y aún se está trabajando por escenarios decentes y cómodos.
Recuerdo que yo era de los que decían que Albita Rodríguez, Yordano y Alberto Plaza, entre otros, vivían en Colombia y se los encontraba uno en Carulla más que a una tía de esas que aparecen en todo lado. En los noventa no había mes en que alguno dejara de presentarse sin anunciar su concierto como “la gran gira después de mucho tiempo sin venir al país”. Ni hablar de Vicente Fernández y su eterna “gira de despedida”.
Pero con los grandes del rock o el metal es a otro precio. Ahora anuncian una visita de Slayer para el 3 de mayo en la Gran Carpa Américas de Corferias. Sería su tercera vez en el país y se leen voces incautas que dicen: “¿Otra vez?, ¿por qué vienen tanto?”.
¿Es en serio? De verdad no estamos con lobotomía o abducidos por algo para llegar al punto de decir eso… ¡Es una de las cuatro grandes del thrash metal! Y si me remito a ellas les digo que Anthrax ha estado en Colombia tres veces; Metallica, cuatro; Megadeth, cinco, y esta sería la tercera visita de la banda de Tom Araya y Kerry King.
Iron Maiden ha venido a Colombia tres veces. Tenían todo listo para una cuarta y declinaron. A sus oídos llegaron los comentarios tontines del “¿por qué vienen tanto?”.
En mi primera columna en PUBLIMETRO reflexioné sobre lo que vivimos con el rock y la situación de quedarnos sin los grandes. Ahora un grande como Slayer viene y hay que ir a verlo. No se puede perder la opción de disfrutar de su poder, de su talento, de sus riffs, de todo lo que representa una banda quintaesencia del thrash por más de tres décadas. Han lanzado 11 álbumes de estudio, dos álbumes en vivo y dos recopilatorios, y han vendido más de cuatro millones de álbumes solo en los Estados Unidos. Han recibido dos Premios Grammy. “Slayer es una fuerza imposible de ignorar”, dice la página que anuncia el concierto. Es una verdad total.
Junto a otros que llenan el alma y el corazón rockero, si ellos vienen a nuestro país 10 veces, hay que ir a verlos 12. No hay excusa. Más información del concierto de Slayer aquí