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El escritor Phil Bosmans explicaba: «Si compartes tu pan, te gustará más. Si compartes tu felicidad, entonces aumentará». Es evidente que contribuir es la única manera de alcanzar el bienestar pleno.
A compartir nos enseñan desde niños: en la merienda escolar, con nuestros hermanos y familiares, en los cumpleaños con los amigos. Sin embargo, muchos llegan a la vejez sin haber extirpado el mal del egoísmo. Como decía el escritor español Pío Baroja, «cuando el hombre se mira mucho a sí mismo, llega a no saber cuál es su cara y cuál es su careta».
No hay dudas de que compartir y pensar en los demás repercute enormemente en nuestra vida. Un estudio de las universidades de Nueva York y Cornell subraya que la creatividad se potencia cuando tratamos de dar solución a los problemas de los demás, en lugar de los nuestros.
La capacidad de ponernos al servicio de los demás también ayuda a fortalecer las relaciones y a alargar la vida. Otro estudio, esta vez de la Universidad de Oxford, asegura que debemos salir con nuestros amigos —al menos dos veces a la semana— para mejorar la calidad de vida. Según el psicólogo Robin Dunbar, a la cabeza de la investigación, el grupo de amigos aumenta el sentido de pertenencia y el propósito del individuo, incrementa la felicidad, reduce el estrés y mejora la autoestima.
El poeta Gustavo Adolfo Bécquer decía que «la soledad es muy hermosa… cuando se tiene alguien a quien decírselo».
En ocasiones he explicado que amar es compartir. Este es un concepto que abordo en mi nuevo libro infantil «La piñata mágica», bilingüe e ilustrado. Compartir es un pilar básico que ha dado sentido a mi vida. Estoy convencido de que acumular pertenencias, en vez de experiencias, siempre termina privándonos de momentos muy especiales.
Si queremos que mañana el mundo sea distinto, los adultos deberíamos motivar a los niños para que inicien su propio camino hacia el bienestar y la excelencia. «La piñata mágica» es mi modesta contribución para difundir este mensaje, a través de un símbolo tan poderoso de nuestros cumpleaños.
Como aseguraba el filósofo griego Aristóteles, «de todas las variedades de virtud, la generosidad es la más estimada».