Opinión

¿Justicia o venganza?

Recientemente, Colombia entera se conmocionó por un atroz crimen del cual una pequeña niña de siete años fue víctima, y aunque solo tratar de recordar tan horrible hecho o leer los detalles que poco a poco empiezan a descubrirse haciendo aún peor –sí, puede ser peor– todo lo que ocurrió, lo más lamentable es que seguramente en un par de semanas ya otra atrocidad mediática estará en los titulares y unos meses más tarde algo tan detestable será olvidado por completo, como siempre suele pasar.

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Y aunque en eso existe una gran responsabilidad de los medios que se limitan a informar las partes más crudas tratando de garantizar un mayor nivel de audiencia, convirtiendo los delitos y los crímenes en material desechable para captar un poco más de atención que la competencia, también es cierto que mientras como sociedad no decidamos hacer algo al respecto, todo seguirá siendo igual. Crímenes tan tristes y desgarradores suceden a diario, y tal vez no nos enteramos porque no generan el suficiente rating según algunos medios, pero más allá de que nos enteremos o no, existe la realidad de una sociedad que se indigna por épocas y tiene sed de venganza disfrazada de justicia porque es más fácil eso que tratar de ayudar a que todo pueda cambiar.

Obviamente estoy convencido de que personas que cometen crímenes tan horribles merecen un castigo digno de su perversión, pero también estoy convencido de que cuando estas escenas tan escabrosas pasan frente a nuestras vidas no deben pasar en vano y, por el contrario, tienen que ser un llamado de atención para que todos, desde nuestra cotidianidad, tratemos de hacer algo para que todo cambie.

Una de las primeras cosas que tal vez tendríamos que trabajar es en dejar la doble moral: la de los políticos, que muestran su cara de asco ante crímenes atroces, pero no aprueban leyes que los castiguen o ante la primera oportunidad ayudan a quienes tienen cerca para que las quebranten; la de los electores, que se quejan de sus políticos, pero venden sus votos por favores, plata o comida; la de los manifestantes, que bloquean las calles para mostrar su indignación, pero fuera de las marchas son tan agresivos, intolerantes y/o violentos como aquellos a quienes critican; o todos quienes ven que el mundo esta al revés, pero cuando se encuentran de frente a alguien que pueden ayudar tan solo lo ignoran o, peor aún, voltean a mirar hacia otro lugar.

Justicia, según la definición de la RAE, es un principio moral, es un derecho, pero uno que debemos reclamar, y la mejor manera de hacerlo es llevando una vida consecuente con lo que queremos ver, no podemos pretender que el mundo sea bueno y honesto si no lo somos tan siquiera para con nosotros mismos. Si queremos justicia, debemos ir más allá de la indignación y empezar a cambiar lo que no es correcto y justo en nosotros, a construir un principio moral que nos dé luz cuando solo veamos sombra; si queremos justicia necesitamos cambiar, de lo contrario lo único que estaremos esperando es calmar nuestra sed de venganza causada por la indignación mientras todo sigue de mal en peor.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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