En realidad soy anarquista, por eso ha sido demasiado complejo para mí dejarme tentar por el partidismo porque no le creo a ningún partido por nobles que sean sus banderas; los considero corruptos y corruptibles. Es mi angustia existencial y me deprime profundamente saber y entender que sin partidismo las mujeres no lograremos la libertad plena en derecho.
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La defensa de los derechos humanos es un acto político, indiscutiblemente todo activismo es político y nuestra vida está atada a la realidad política. No todo acto político es personal. No obstante, si nuestra vida personal no es reflejo de nuestras posturas políticas somos un asco.
Todo lo personal es político. Todo. Considero que esa gente que afirma que no hay que juzgar lo personal de los políticos está equivocada.
Las mujeres en el poder político tienen muchas banderas y ninguna ha sido radical en hacer de la realidad de la mujer su objetivo principal. No estoy hablando de ninguna manera de alguna mujer que pose de heroína tipo “Jesucristo crucificado”. Hablo de una mujer abanderada con una misión personal y política, que es velar por un tema puntual. Yo hablo de una estrategia y un método que a mi juicio es necesario.
Quienes piensan que al tener una mujer con la única bandera política de la defensa de todas las formas de ser mujer estaría olvidando las demás realidades. Se equivocan. Las mujeres estamos en todas las realidades y la bandera de la reivindicación femenina es trasversal a todas las realidades políticas, estoy convencida de que al ser una bandera única y radical de alguna mujer dispuesta a hacer lo humanamente posible por este objetivo, daría a las mujeres, con ese trabajo exclusivo, la libertad y oportunidad de trabajar en todos los frentes.
Ya que al ser una mujer dedicada a velar porque el patriarcado no les quite a las mujeres su poder de acción en todas las demás militancias, haría que muchas de las mujeres que han sido parapeto político dejaran de representar política en cuerpo ajeno en las esferas del poder. Pienso que es muy estrecha la vista de quien no logre verlo.
Mi impotencia y la ira que siento es monumental contra este sistema que siempre considera que una bandera como objetivo principal deslegitima las otras de los cientos de políticos que se la están jugando en otros temas que han sido su bandera de tiempo completo. ¡Claro! es válido que exista política radical defendiendo otros temas como bandera principal, sin embargo eso de defender los derechos de las mujeres como bandera principal es desconocer todo lo demás. Como si no llevaran décadas desconociendo la necesidad real de las políticas que defiendan en serio todas las formas de ser mujer. Ya ni siquiera me sorprende que sea una mujer la que minimice esta necesidad porque ya sé que el sistema está muy interesado en el poder político de las mujeres para servicio de sí mismo y no para servicio de la transformación de fondo, que es acabar con las políticas patriarcales.
¡¿Hacer o no hacer política partidista siempre ha sido mi mayor disyuntiva?!
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.