Las colaboraciones entre grandes retailers y marcas de moda están teniendo un gran auge a nivel mundial. Cada vez más son las grandes empresas multinacionales como H&M, Topshop y Target que están abriendo sus puertas a diseñadores internacionales de la talla de Isabel Marant, Alexander Wang, Lanvin, Versace, Alexander McQueen, entre otros, con el fin de masificar y difundir globalmente moda.
PUBLICIDAD
En Colombia no hemos sido indiferentes a este modelo “bipolar” de negocio, el cual busca un punto medio al extender diseños únicos a través del músculo productor de grandes empresas locales como Almacenes Éxito. Siendo la quinta colaboración en el mercado del Grupo Éxito y la primera en Colombia, la colección de Arkitect en manos de Olga Piedrahita debutó con imponencia en el marco de B Capital donde ella y su hija Danielle Lafourie lograron trasladar en 103 piezas los diseños a medida, exclusivos y llenos de drama a un patronaje universal y un concepto más popular.
Desde su primera colaboración en 2004 con el diseñador Karl Lagerfeld, la multinacional H&M logró poner puentes entre los grandes mercados de masa con las exclusivas marcas de moda para lograr que sus diseños se difundieran de manera global y de alguna forma estuvieran al alcance de cualquier tipo de consumidor. La oposición y dinamismo de estas dos industrias, creación del lujo versus producción en masa, conforman el esquema de la moda moderna y la directriz global actual: la democratización de la moda.
Sin embargo, pensar en tener una línea de diseños con precios modestos para un público más amplio no es algo novedoso ni reciente; Marc Jacobs tuvo Marc by Marc Jacobs y Valentino a R.E.D. Valentino, pero incluso siendo titanes en la industria global, que entendían la necesidad de hacer líneas asequibles, no solucionaban el problema de la difusión y masificación. En respuesta a dicha necesidad nacen las colaboraciones retailer-diseñador.
Los diseñadores locales como Olga Piedrahita logran masificar sus diseños y ponerlos al alcance de una nueva población compradora activa por medio de las grandes ramificaciones y poder publicitario de los grandes retailers, situando el nombre de los diseñadores en el radar de muchos. Estos, por su parte, gozan del talento en el diseño, patronaje y estampación y la inclusión de su mercado en los nichos de la selecta industria de la moda local. Un panorama que beneficia a ambas partes.
“En mi opinión, estas colaboraciones son muy interesantes tanto para la marca como para el diseñador y para el cliente”, menciona Danielle Lafourie. “De esta forma, se logra que las mujeres colombianas quieran comprar moda, se invita a que los diseñadores puedan llegar a un mercado masivo y que finalmente las marcas masivas se renueven gracias a las interpretaciones que hacen los diseñadores desde sus universos estéticos”.
Lo atractivo de estas colaboraciones se encuentra en la recepción inicial y sensibilización a la moda de parte del público colombiano. Probablemente los que no habían escuchado de Olga Piedrahita ya están buscando la locación de su tienda y quienes siguen su trabajo ya tienen el armario lleno de sus diseños. Aunque el discurso de la moda cambió hacia tener lo mejor de los dos mundos dentro del marco de la masificación, la coexistencia con su pilar “antagónico” –el lujo, lo hecho a medida– es necesaria para seguir promoviendo y acogiendo los talentos locales que conforman la gran industria de la moda colombiana.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.