Columnas

Corte constitucional da razón al amor libertario

Mar Candela

Dos personas que se llegan a querer y a ayudar mutuamente durante años pueden conformar una unión marital de hecho, sin necesidad de que hayan tenido “trato sexual”. La Corte Suprema agregó que, incluso, los integrantes de esa unión pueden tener cada uno sus parejas con las que tienen encuentros sexuales, sin que se afecte la “singularidad”. Y yo agrego: esto valida los matrimonios célibes que siempre han sido objeto de cuestionamiento y burla. Como si crear lazos afectivos y sociedad de vida se tratara de coito y reproducción.

Agrego que me siento muy feliz de que en mi país se esté pensando en otras maneras posibles de amar desde la ley. Esto abre paso a matrimonios revolucionarios. Me casé consciente de que el matrimonio no es otra cosa que un modo de ejercer control político sobre los cuerpos y los recursos económicos. Que esa familia heteronormativa y sustentada en los valores religiosos solo era el resultado de la sociedad macabra entre Estado e Iglesia para someter a la ciudadanía a sus caprichos. Y me casé porque fue mi manera de decirle al mundo que tengo el derecho legítimo de comprometerme ante el Estado al que le pago impuestos hasta por el derecho a cepillarme los dientes, ante las deidades que me apetezcan o ante el viento o la nada porque hay libertad de credo y ante la sociedad porque me excita joderle su moralina y sus prejuicios.

Me casé porque quise demostrar que es posible crear mi propio modelo de matrimonio y de familia. Lo hice consciente de que existe el divorcio y que el matrimonio no es otra cosa que un papel. Hoy en día el matrimonio ya no es necesario ni para hacer familia, ni para construir vínculos, ni para proteger el patrimonio y mucho menos para follar. Me siento muy feliz de esto.

La violencia de todas las maneras posibles se disminuirá sustancialmente replanteando el modelo de familia y reconociendo todas las maneras de amar posibles sin la opresión estatal, religiosa política y social. Como feminista debo agregar que no existirá la paz de ninguna manera sin la absoluta libertad amatoria, sin la aceptación de construcción de familia diversa.

Colofón:

Se abre paso a las uniones afectivas grupales. Este es un paso político y legal que nos acerca al amor libertario en el que nadie le pertenece a nadie y no hay reglas impuestas para dar el corazón y la vida. En el que todas las personas deciden sobre su sexo, afectividad y sexualidad como sobre todos los aspectos de su vida.

 

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