Las garantías plenas en un proceso de paz no son aquellas que se circunscriben única y exclusivamente a quienes, empuñando armas, desestabilizaron, secuestraron, violaron, extorsionaron y cometieron todo tipo de actos bárbaros de terror en contra de miembros de la Fuerza Pública y la población civil; en aras de garantizarles su libertad, vida y honra luego de un posible proceso de desarme, desmovilización y reincorporación a la vida civil, las garantías plenas deben brindarse antecediendo a los anteriores, a quienes sin hacer parte de estructuras criminales “combaten” día a día para hacer de Colombia un país en el que se pueda crear empresa, y darles posibilidades a los trabajadores de elegir.
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Esa libertad que tanto predican muchos, de quienes poco la aplican o buscan cientos de mecanismos para cercenarla, esa libertad que se constituye y disfruta en la medida en que los ciudadanos logran materializarla en una economía de mercado, libertad que también se concreta en los derechos de propiedad; las garantías para un proceso de Paz, no de ‘paz’, la cual sea estable y duradera, debe buscar en primer orden cobijar a 45 millones de colombianos que día a día quieren hacer de Colombia un país de libertades, las garantías de una paz justa debiera circunscribirse a los ciudadanos que no se resisten a entregar a Colombia al terrorismo.
¿Para esos colombianos que garantías hay de que las Farc no volverán a delinquir?, ¿qué medidas se pretenden adoptar para garantizar que las Farc no intimidarán por las armas a la población?, ¿qué medidas se adoptan en la transición para garantizar la transparencia en los próximos certámenes electorales? De eso poco o nada se habla, solo se indican las garantías y derechos de las Farc, pero de garantías de desmovilización y desarme de todos sus cuadros guerrilleros y milicianos nada se menciona; ahora, para hablar del arsenal de las Farc tratándose del desarme, tampoco existen garantías ni medidas para materializar ese propósito.
Según la información recopilada por organismos de inteligencia, el numero de armas estaría por encima de 45.000, asunto que haría de entrada surgir cientos de dudas, como por ejemplo la certeza sobre el numero real de integrantes de las Farc, el desarme, la desmovilización y la reintegración de cada uno de los miembros del grupo violento a la vida civil, la preocupación la planteó por vez primera el procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado, la semana pasada, en donde indicó: ¿qué pasará con las milicias de las Farc? Pues a la fecha no existe en lo acordado en La Habana ninguna posibilidad de que las milicias de las Farc lleguen a desmovilizarse.
La perspectiva que podría tomar el proceso, sin lugar a dudas, sería la garantía previa a los 45 millones de colombianos que nunca han empuñado un arma, secuestrado, extorsionado o violado a nombre de las Farc o de cualquier otro tipo de pandilla de resentidos criminales, que esas milicias bolivarianas o populares que se camuflan entre sociólogos, abogados, médicos, antropólogos, entre otros, se desmovilicen también, de lo contrario existiría un evidente saldo en rojo tratándose de esas mas de 45.000 armas en poder de las Farc.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.
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