Opinión

Acero y cristal

En una tarde soleada, poco frecuente en estos días, dan ganas de caminar. El trayecto, calle 94 con carrera 11 hasta la calle 127 con avenida 19. Con semejante solazo se hace más que evidente que, en los últimos años, Bogotá se llenó de edificios de grandes ventanales como espejos (o más bien gafas de sol para esquiar) y estructuras de metal.

En algunos de ellos se reflejan los edificios de enfrente, en otros los cerros orientales, verdes y brillantes, y el cielo sabanero con sus nubes de formas y colores impredecibles.

Hace algunos años (digamos 20, exagerando un poco) estos edificios que parecen sacados de cualquier revista con fotos de Houston o Shanghái o Rotterdam eran exóticos. Algunos son de muy vieja data, como la antigua sede principal del Banco de Bogotá, en la carrera Décima con calle 15, o el edificio de la Esso (hoy de la CAR), en la esquina de la carrera Séptima con calle 36.

Sectores enteros de la ciudad han cambiado gracias a estas nuevas edificaciones. La Avenida Eldorado frente al CAN y en Ciudad Salitre, Santa Ana Occidental, ahora Usaquén, y la carrera 11. Esa avenida, que alguna vez fue residencial, se caracterizaba por sus edificios de tres o cuatro pisos, casi todos con fachada empañetada y pintados de blanco. Estas construcciones, al igual que muchas casas, han caído y le han dado paso a esta nueva moda.

El ladrillo a la vista, emblema de los edificios de Bogotá a partir de los años setenta, parece confinado ahora a los proyectos de vivienda que se construyen en las distintas periferias. En los sectores más apetecidos por las empresas y las oficinas priman ahora el acero y el cristal, el aluminio.

Acero y cristal en la carrera 11, en las cuadras cercanas a la calle 100 y sus alrededores. Acero y cristal en la misma calle 100 entre la 11 y la Autopista. Más acero y cristal en la Autopista entre la calle 94 y la Avenida Pepe Sierra. Comienza a aparecer en la carrera 19.

Caminar entre tanta luz y tantos juegos de espejos es divertido. Ver el norte reflejado en una fachada que está al sur, los cerros orientales cuando se mira una fachada ubicada al occidente, ver repetirse las nubes, ver las sombras y las siluetas de la gente en esos ventanales como si se tratara de una película.

Pero…

¿Cuál es el precio de esta agresiva tendencia que no escatima en gastos y que pone por las nubes los precios de la finca raíz en Bogotá? ¿Cuál será el futuro de estos edificios de aquí a 20 o 30 años? ¿Habrá presupuesto para mantenerlos por siempre como tacitas de plata? ¿O tendrán una lánguida decadencia, como la flamante antigua sede principal del Banco de Bogotá de la carrera Décima con calle 15, el edificio azul desteñido y oxidado que hoy se cae a pedazos?

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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