Cada vez que quiero darle ‘palo’ a una película –porque no me gustó– viene a mi mente un capítulo de la temporada 11 de Los Simpson en el que Homero se convierte en un crítico de cocina y lanza comentarios ácidos a decenas de restaurantes. En el cine, la cosa no es muy distinta, porque los ‘expertos’ siempre están listos para expresar sus –respetables– y a veces radicales opiniones, que buscan ¿ayudar? al espectador. Claro, ¿qué sería del público sin los reviews de cuanta película sale? Sí, lo puedo gritar en medio de una sala de cine: ¡creo que estaríamos mejor!
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Pero Homero me inspira en este espacio, en particular con su actitud al comienzo del mencionado capítulo (Guess Who’s Coming to Criticize Dinner?), porque disfruta de lo que más lo apasiona: la comida (mmmm, rosquillas). Como lo mío es el cine, mis rosquillas son las películas, ya sean comerciales, independientes, cortos, largos, documentales y cualquier producto audiovisual que tenga la oportunidad de ver. Ahora, a la hora de analizar estos productos no quiero caer en el rol del bonachón que le pone cinco estrellas a cuanto bodrio aparece (¿Alicia a través del espejo?), pero me cuesta –confieso– ser tan ‘mala leche’ con lo que no se ajusta a mi gusto.
Por tal motivo, intentaré hoy acudir a una receta estilo “hágalo usted mismo” para construir un texto que responda –más o menos– a lo que se esperaría de una crítica pura y dura. En primer lugar, la base está en que al público hay que decirle de qué se trata la película, sin ser un canalla spoiler que arruine los puntos claves o el final. Alicia a través del espejo está basada en el libro que el británico Lewis Carroll escribió en 1871, así que si quieren juzgar la fidelidad de la literatura en el cine, vayan primero a la librería más cercana (para desilusionarse un poco). Ahora, para quienes se vieron Alicia en el país de las maravillas, entenderán cuando les digo que en esta segunda parte la narración gira alrededor de la pérdida de la ‘muchosidad’ de nuestro querido Sombrerero, que requerirá la intervención de la siempre intrépida Alicia, que se meterá hasta con el señor Tiempo para buscar salvar a su estimado amigo (si esto es chino para usted, vea primero lo primero).
Como segundo paso en la construcción de una reseña de una ‘peli’, hay que montarse en el papel de ‘divo’ o de intelectual esnob, que para efectos visuales es como lo mismo. Los recursos son facilísimos y ni se requiere de buen español, apenas cabe acudir a generalizaciones y opiniones radicales sobre la narrativa, la fotografía, las actuaciones y la dirección. En Alicia a través del espejo el tono dramático de las primeras escenas involucra al espectador con una historia de aventura que poco a poco pierde el ritmo y va cayendo en vicios típicos del cine hollywoodense, en donde prevalecen los detalles emotivos sobre los que aportan mayor solidez a la narración. ¡No todo es vender!
La estocada final, el tercer paso, debe ser lo suficientemente fuerte para que se note un aire de superioridad de quien nunca ha hecho una película y solo sabe criticar. La película es ingenua hasta para el público infantil que logra soportarla y las actuaciones de Hathaway y Depp, en vez de sorprender como en la primera entrega, despiertan bostezos en un público que se mueve en su silla como protesta para que la película acabe lo más pronto posible.
Compañeros, así se hace una crítica para guardar en el anaquel de escritos que no sirven para nada y que no ayudan al público. Por eso, y hablando en serio, puedo decir que Alicia a través del espejo no fue de mis afectos, pero me entretuvo después de los primeros 20 minutos, con una historia amena, que si bien no merece aplausos al final, hará que varias familias pasen un buen tiempo frente a la pantalla. A mis sobrinas y a mis hermanas les encantó, y la verdad, confío mucho más en el criterio de ellas… y en el de ustedes.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.