No sé si la envidia sea algo que podamos evitar, lo que sí entiendo es cuando dicen que no hay envidia de la buena y envidia de la mala, porque si, de alguna manera apreciamos, o queremos a la persona que está disfrutando algo, o viviendo una experiencia que nos gustaría vivir, nos alegraremos enormemente. Los envidiosos son como una plaga, están por todas partes, desean que todo nos salga mal y sienten una enorme frustración cuando lo bueno nos ocurre. Siempre se están imaginando que los que logran algo tienen la suerte que ellos no y además de la ira que eso les genera, suelen expresar su descontento atacando con frases que, al final, solo demuestran su sentir venenoso. Por ejemplo, por estos días estoy descansando, decidí que quería viajar, conocer, disfrutar y es una decisión que todo el mundo puede tomar, no estoy haciendo nada extraordinario. Los envidiosos ya salieron a decir que con qué plata y lo que no saben es que todos podemos ahorrar después de muchos años de intenso trabajo y que ir por algunos países es cuestión de encontrar pasajes a bajo costo y quedarse en lugares donde hay amigos y conocidos.
PUBLICIDAD
Nadie tiene que ganarse la lotería para hacerlo. Hace años, cuando no existía todo esto de las redes sociales, los envidiosos eran vecinos, o compañeros de clase, o conocidos de la casa, no había forma de verlos así en grupo, en masa, como ahora. Ayer leí un mensaje que me escribieron en Twitter y lo usaré de referencia aquí, decía: «@camilachain por qué no se pone a trabajar?? mínimo me bloquea por decir esto, pierde vigencia y después le toca volver a su Barranquilla (sic)».
Yo acababa de llegar de conocer unas montañas increíbles en la isla de Cerdeña, en Italia, y esto fue lo primero que encontré en mis redes. Solo pude reírme e imaginarme la amargura de esta persona, la «preocupación» que siente por mi vida aún sin conocerme y la valentía que tuvo al mostrarme su envidia aún sabiendo que podía bloquearla. Me puso a pensar muchas cosas, sobre todo, que este viaje me ha servido enormemente y que sí estoy trabajando, trabajando en entender lo difícil que debe ser sentir envidia y desear la vida de otros, aunque para tenerla lo único que se haga sea teclear en un celular. Amigos envidiosos, por su salud mental, por su felicidad, es importante que reconozcan que tienen un problema y busquen ayuda, la verdad es que la persona a la que «atacan» con sus dardos no va a dejar de sentir plenitud, ni felicidad, no dejará de sonreír y agradecer, solo porque a ustedes eso les molesta. Lo bueno de escribir esto es que cada quien lo puede leer desde su posición y sentirse identificado, mi única intención es que todos entendamos que nada de lo bueno que le ocurra a otro es cuestión de suerte, pero todo lo malo que nos ocurra es responsabilidad nuestra. Preocupémonos más por hacer realidad nuestros sueños y menos por tratar de convertir en pesadilla los de los demás.
¡Feliz fin de semana!
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.