Opinión

¡La misma historia!

Guillermo Rodriguez M. / Abogado

En las ultimas semanas el país ha sentido una fuerte escalada de violencia, la cual desde varios sectores le atribuyen al grupo armado Eln, tan solo el pasado 26 de febrero, en el departamento de Casanare, fueron asesinados tres policías y bastantes uniformados heridos; muchas voces con indignación y reclamo han destacado la imposibilidad que sea el Eln autor de tales hechos de violencia, pues la escalada se ha sentido desde el departamento del Cauca, pasando por el Cesar, y en departamentos donde casi era nula su presencia como por ejemplo en el Casanare, este grupo al parecer busca mostrar poder bélico para sentarse a negociar.

Otras voces también han destacado la posibilidad que muchos combatientes de las Farc utilicen insignias del Eln y cometan este tipo de barbaridades, asunto que no sorprendería para nada viniendo de tales personajes, esta ultima posibilidad no esta del todo descabellada teniendo en cuenta la carta secreta que a finales de 2006 envió Manuel Marulanda Vélez a Nicolás Rodríguez, jefe máximo del Eln. En dicha comunicación “fraternal” se logra entender “la anhelada unidad por la cual luchamos”, como también el interés en tener “un candidato de amplia coalición que abra espacio político a la agenda común de los 10 puntos del Cagu departamento de Llas Farc, la u án.

Así las cosas, partiendo de los acontecimientos históricos, tratándose de intentos fallidos de paz tanto con las Farc como con el Eln podríamos, por qué no, resumir que se nos repite la misma historia de ayer, haciendo un estrecho parangón según los hechos con el fallido proceso de paz en el Caguán, ya nadie se ruboriza con los desmanes de los señores de las Farc, la última perla atiborrada de cinismo y soberbia fue llegar al municipio de Conejo, departamento de La Guajira, llenos de propaganda pro Farc, haciendo gala de su poder militar pavoneándose armados hasta los dientes, con el pretexto que hacen pedagogía de la paz.

La historia se repite de una manera casi calcada a lo que aconteció en el fallido proceso de paz en el Caguán, hoy buscan modificar la ley de orden público, con el firme propósito de crear las llamadas “zonas de ubicación”, en donde se concentraría la guerrillerada de las Farc, antes de implementar los acuerdos de La Habana, al igual facilitar la suspensión indefinida de las órdenes de captura a miembros de esa guerrilla que se encuentren vinculados a procesos por delitos de guerra y lesa humanidad, como también la obligación de la Fuerza Pública de prestar la seguridad a estos cuando salgan de las zonas, sin entrega y dejación de armas.

La historia se repite y al parecer, con el paso de los días, se agudizará más y más, al punto que lo sucedido en Conejo, La Guajira, será tan solo un poema para las infinitas horas de capacitación por la paz que le esperan a Colombia, solo falta que se venga la plana mayor de Wall Street, como sucedió en junio de 1999, que llegaron al Caguán con el pretexto de hablar de inversión extranjera, cuando en realidad venían a pedirle a ‘Tirofijo’ que no sacara los 9000 millones de dólares de Wall Street.

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