Opinión

La ‘eugenesia’ del vestir

Existe una gran carrera por igualar y estar al mismo paso de la gente; desde ver la misma película, ir al mismo restaurante, vestir cierto tipo de prendas o camuflarse con las de los demás. En la moda existe una necesidad de pertenecer a un conjunto imaginario donde vestirse de la misma forma para no pasar desapercibido es obligatorio –algunos le llaman normcore para excusar la falta de reinvención–. Al fin y al cabo, ¿quién quisiera nadar contra corriente? Cualquier cosa es aceptable menos resaltar y romper el statu quo, romper el circuito de la igualdad, como diría Lois Lowry. Es como si la equidad en la vestimenta fuese el rasgo predominante y positivamente adaptable que se mantiene de generación en generación –eugenesia– para sobrevivir colectivamente a los cambios culturales.

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Hay una frase social que es homogeneizadora del vestir por excelencia: “Esto (la ropa) sale con todo”. Aquellos artículos que profesan los mil y un usos de una prenda simplemente confunden al público con mercadeo. Ninguna prenda, a mi parecer, tiene un número ilimitado de funciones y por ende no hay una prenda ‘universal’ que cumpla con el requisito “salir con todo”. Sin embargo, esta frase es tan socialmente poderosa que creer en la utopía de dicha prenda solo incentiva la pereza en el vestir y sesgarse a aquellas prendas favorecidas por la sociedad. Por ejemplo, el bluyín, o blue jean, es uno de los ítems cuyo uso es elevado a nivel mundial y su facilidad y comodidad de uso lo ha llevado a que transgreda a los códigos de vestimenta formales. Se vuelve un tipo de prenda que por su capacidad de “salir con todo” nos evita preocuparnos por la ocasión y salir de la zona de confort; por consiguiente, se sobrehúsa y entramos inconscientemente en el grupo homogeneizador. El abuso del uso de las prendas socialmente adecuadas conlleva en parte a la eugenesia del vestir igual.

Aunque el crecimiento del mundo digital, el fenómeno de moda rápida y la globalización han cambiado la perspectiva social, ¿por qué el vestir de la misma forma se conserva?, ¿por qué seguimos viendo tiendas que venden prendas similares una tras otra? Hay que entender que la digitalización de la moda ha aumentado el aspiracional en el qué y cómo usar, pero al tiempo está afectando la creatividad del vestir, ya que la globalización nos ha hecho tener acceso a la misma información al mismo tiempo. Aunque el número de fashionistas es creciente, no son precisamente ellos quienes moldean el mercado y el comportamiento de la moda. La “masa” que consume moda, de cierta forma sigue “evolucionando” equitativamente como un todo y la igualdad de la oferta de la industria es la forma de jugar seguro para poder vender.

El ciclo vicioso del sobreuso –e imitación del uso– de las prendas, sesgarse a lo socialmente correcto y la industria que satisface al consumidor masivo han llevado a la equidad en el vestir. Las prendas –cualesquiera que sean– y lo que vestimos deberían lograr representar la personalidad individual y no fotocopiar la sociedad, que autodirecciona o selecciona artificialmente el qué usar. Sin embargo, si durante nuestra vida nos esforzamos a elaborar un “yo” único y diferente al de los demás, ¿por qué no aplica con el vestir?, ¿por qué nos seguimos homogeneizando con lo que usamos?, ¿realmente se busca ser diferente?

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.

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