Eso fue Millonarios el sábado. Un cúmulo de justificaciones en cada segundo durante y después del flojísimo partido que jugó contra Pasto, que bien pudo perder y que terminó empatando con un rival que no fue mucho y que aprovechó que el local fue mucho menos que poco.
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Excusas porque ante la salida por lesión de Rangel –uno de esos delanteros que a veces cuesta mucho comprender porque más allá de que se le notan condiciones, estremece su frialdad y su poca capacidad de entrar en los circuitos futbolísticos que proponen sus compañeros, tal vez esperando a jugar como “palomero” y ya, sin mayor esfuerzo personal- el entrenador decidió ubicar a un volante (Silva), explicando luego en la rueda de prensa que no, que es por el cuento de que en Colombia solamente se permite tener 5 suplentes que hizo ese cambio porque no puede convocar más gente ahí a su lado. El único atacante neto fue Núñez durante 45 minutos y se sabe que el argentino siempre se sentirá mucho más cómodo en la banda –porque ese es su lugar- que como 9. Pero el 9 era Núñez, que lo que mejor sabe hacer es abastecer a ese 9 desde los costados. Todo al revés.
Y hay que estar de acuerdo con Israel en lo del número de relevos: deberían ser 7, pero ya las reglas de juego estaban claras desde su llegada. Una norma no se puede convertir en el caballito de batalla de cada jornada para lavarse las manos al momento de hacer un muy deficiente armado de banco. Porque así como hay que saber tener tino para ubicar en la planilla a los 11 inicialistas, también un DT muestra su sabiduría cuando ordena bien las soluciones a las que recurrirá durante un juego.
Aún es un misterio saber por qué Johnatan Agudelo, que es del club y que podría darle una mano en momentos densos como los 90 minutos ante los pastusos, se encuentra trotando en soledad mientras que sus demás compañeros se concentran. Y también resulta extraño –si es que no hay confianza en Agudelo- que Ovelar no se encuentre disponible. Bueno: la segunda pregunta se responde fácilmente después de ver y rever el encuentro de copa frente a Equidad en donde Ovelar, como sabiamente me comentó alguien en Twitter, “mostró cositas de Boyero”.
Lo que preocupa es que con futbolistas de carácter ofensivo (Estrada, Mejía, Rojas, Núñez, Manga Escobar, Rangel, Machado, Silva y si queremos ser generosos, incluir a Robayo) pareció que luego del penal convertido por Estrada, Millonarios se dedicó a cuidar una mínima ventaja con muchísimo tiempo por delante. Y no es la primera vez que al equipo de Israel le ocurre eso. Menos mal apareció la zurda de Cadavid sobre la línea para evitar una derrota que, por rendimiento del equipo, no hubiera sido extraña.
PD: Se van los referentes. La muerte de Trifon Ivanov nos deja tristes a aquellos que nos identificamos con su manera de jugar, ríspida, pero con esos tintes épicos de quien se supera a sí mismo a punta de corazón.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.