Con la llegada de un nuevo año llegan también las grandes listas de propósitos por realizar en ese nuevo año, así como las (auto)criticas al que paso para no volverlo a vivir de nuevo. Pero hay una gran diferencia entre un propósito y una meta, porque esta ultima tiene una fecha de caducidad, tiene un método o un programa para alcanzarla, cuenta con determinación y entrega, mientras que un propósito, es tan solo un deseo que nos gustaría realizar, pero no sabemos ni como, ni cuando.
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Y el ejemplo es sencillo: cerca a finalizar el año, muchas personas decidieron bajar el ritmo y esperar que “pasara esa época” de forma que podrían empezar con nuevas energías en el siguiente año; sin embargo, habiendo empezado el año, lo primero que hacen es aplazar: para cuando acabe el fin de semana, para cuando todo el mundo llegue de vacaciones, para la segunda semana de febrero, o tal vez para luego de semana santa… aunque luego ya llega Junio, con vacaciones de mitad de año, y luego rápido se llega al final de otro año más…
La realidad solo cambia cuando nosotros nos decidimos a cambiarla, desear no sirve si no se acompaña de actuar, si no nos entregamos con determinación, coraje y constancia a lo que deseamos. Esperar a que pase algo particular que nos permita ver como todo cambia nos deja sumidos en una esfera de profunda mediocridad donde las únicas víctimas vamos a ser nosotros mismos junto con nuestros sueños. No podemos vivir para quejarnos, tenemos que vivir para alegrarnos.
Cada día es un nuevo comienzo, no importa si se llama lunes, sábado o jueves, tampoco importa si la fecha que marca en el calendario es 13, 7 o 29 de cualquier mes, porque lo que importa realmente es tu actitud, tu determinación y las acciones que realices para acercarte a tus metas. Así mismo, no resulta tan relevante la hora en la que inicies tu día, porque el día no empieza cuando abres los ojos, sino cuando abres tu mente y decides ver un poquito mas allá de lo obvio.
No te conformes con desear, porque como decía Walt Disney: “si lo puedes soñar, lo puedes lograr”, y solo tu tienes el verdadero poder para poner en marcha todas las acciones necesarias para que tus sueños sean una realidad, basta con ponerse manos a la obra y empezar. Seguramente no será fácil y no se logre al primer intento, además obviamente todo comienzo (si bien estoy convencido que siempre es para bien) trae consigo un final previo, y muchas veces soltar resulta mas complejo que empezar.
Cada nuevo comienzo es una manera de liberarnos, de crecer, de definirnos y mejorarnos, pero para que así sea es importante entender que la clave esta en hacer.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.