Opinión

En los zapatos de otro

Dicen que la experiencia te regala el derecho a enseñarles a las generaciones más jóvenes a tomar algunas decisiones que podrían ser fundamentales en su vida futura y entonces esperas que ellos entiendan lo que dices y se dejen guiar.

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Es algo muy parecido a lo que nos pasó a todos en la infancia y sobre todo en la adolescencia con nuestros padres. Nos dijeron muchas veces que fuéramos responsables, que no hiciéramos esto, que no nos relacionáramos con aquel y nuestra respuesta fue contundente todas las veces: deje que yo decida por mí, es mi vida y yo veré si me estrello, usted ya tuvo la oportunidad de vivir esta etapa, ahora me toca a mí.

Wow, increíble, pero cierto. Y lo recuerdo hoy, porque tuve la oportunidad de entrevistar a un personaje colombiano que habla abiertamente sobre un momento muy difícil de su vida en el que no escuchó a nadie y tocó fondo. Hoy en día tiene una fundación y les ayuda a muchos niños a crecer en medio del arte y lejos de los vicios.

Me contaba que algunos le hacen caso y otros, aun después de haberles contado su historia de vida, deciden seguir hasta perderse en la oscuridad. Sí, ya sé que para los jóvenes es difícil entender que no es necesario probarlo todo, ni caer mil veces para decir después que vivieron intensamente, pero es realmente frustrante que nada podamos hacer para hacerles cambiar de parecer.

Los ciclos de la vida nos van formando y aunque quisiéramos saltar alguno, o pedirle a alguien más que lo haga, es indispensable pasar por ellos. Después, el tiempo determina si esas vivencias nos hacen mejores seres humanos, nos muestra los aciertos y errores y nos hace más compatibles con otros. Sin embargo, es importante escuchar, detenernos, mirarnos al espejo, ver a los demás como un ejemplo y tomar decisiones acertadas. Después de todo la vida es una sola y no tendremos otra oportunidad.

¡Feliz fin de semana!

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