Que la gente se pasa por la faja las leyes de este país no es novedad. Lo novedoso de esta imagen es que fue tomada un día hábil en el Supercade de la carrera 30 con calle 25, en Bogotá. Una maravilla de lugar, puede uno pagar el agua y la luz; ponerse al día con el SOAT e inscribirse ante la Cámara de Comercio; pagar el predial y sacar plata del cajero; ponerse al día con los aportes a salud y pensión; hasta afiliarse al Fondo Nacional del Ahorro y poner una denuncia por pérdida de documentos. Lo que no se puede hacer en este Supercade es pagar las multas de tránsito.
Y es así como uno va hallando grietas en el sistema, pero que si a los conductores no les importa violar las normas de tránsito, ya no en las vías, sino al frente de un edificio del gobierno distrital, lo lógico sería que éste tuviera allí un punto de recaudo. Vea no más, así a la ligera, en una mañana cualquiera, seis carros (más uno que se va) parqueados al frente del “Prohibido parquear”. Y van a decir que seis de ellos son taxis, que vienen y van y no arman trancón. Pero es mentira, porque el lugar está siempre así, a estallar de carros particulares y amarillos que se quedan por un rato corto o largo, da igual, que bloquean la vía y hacen que tomar la oreja del puente de las Américas con 30 sea un trámite peor que cobrar la pensión un primero.
Lo curioso es que mientras tomaba la foto se me acercó un policía a pedirme que dejara de hacerlo “por razones de seguridad”. Raro que un tipo que está para hacer cumplir la ley vea a un fotógrafo pero ignore la fila de carros frente a sus narices que no cesa. El otro día leí que los bogotanos deben más de medio billón de pesos en multas de tránsito, y que la ciudad se había quedado sin tiqueteras para imponer comparendos a los infractores. Con razón el Distrito tiene un déficit fiscal de miedo: además de no hacerse respetar, no saben dónde está la plata aunque se le parquee al frente.
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*Las opiniones expresadas por el columnista no expresan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.