Morris & Rita van al Oscar

Pablo Francisco Arrieta/@xpectro, docente y provocador digital.

Desde que mis profesoras del Pequeño Mundo me enseñaron a leer a los 4 años, todos los miembros de mi familia se esforzaron por hacer que la lectura fuera una de mis actividades favoritas. Y así, pronto fueron llegando a mis manos historias con textos que lentamente descifraba e iba entendiendo, pero muchas de ellas tenían dibujos que me permitían adivinar el significado de las palabras o, simplemente, ampliaban la experiencia lectora y me invitaban a viajar y perderme en el mundo del cuento que leyera.

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 Algo así le pasó a Morris Lessmore, quien llegó a nuestras vidas el año pasado en dos formas: como libro electrónico para el iPad y como corto animado. De las dos maneras descubrimos la historia de un chico que entra al mundo de los libros y con el paso de los años se convierte en el guardián y difusor del contenido en ellos almacenado, así como autor de su propio volumen. Es una hermosa historia inspirada en dos personajes reales: una bibliotecaria y un editor. La realización es impecable (uno no sospecha que es stop motion sino hasta el momento en que ve el Making of), y se la debemos a Moonbot, una visionaria empresa recién nacida en Nueva Orleans, a la que pertenecen ex empleados de Pixar.

 En otro lado del mundo, Javier Mariscal trabaja en las carátulas de los discos que Fernando Trueba, el director de cine español, hace con el material que descubre en Cuba. Enamorado del arte rotundo y claro que crea Mariscal (el papá de Cobi, la mascota de Barcelona, ¿recuerdan?), el maestro cineasta le propone al grafista hacer un largometraje animado sobre la historia de la música cubana. Así nace Chico & Rita, una mirada que puede ser descubierta hoy como película en alguna pantalla o como historieta impresa (de seguro inexistente en Colombia por aquello del IVA que se aplica a los cómics, lo que los hace libros incomprables).

 Este domingo los premios Oscar celebrarán 16 películas que fueron estrenadas el año pasado pero que nacieron en… libros. La invención de Hugo Cabret (Selznik), La chica con el tatuaje del dragón (Larsson), The Help (Stockett), Los descendientes (Hart Hemmings), Moneyball (Lewis), My week with Marilyn (Clark), The Iron Lady (Campbell), Extremely loud and incredibly close (Safran Foer), Albert Nobbs (Moore), Tinker Taylor Soldier Spy (Le Carré), Caballo de guerra (Morpurgo), Harry Potter (Rowling), Drive (Sallis), Jane Eyre (Bronte), The ides of March (Manfredi) y, obviamente inspirado por 3 aventuras diferentes narradas en formato de cómics, Tintín (Hergé).

 A la lista le podemos sumar Morris Lessmore (nominado a mejor corto animado) y Chico & Rita (mejor largometraje animado). Lo que encuentro maravilloso de estas dos obras es que fueron creadas por el mismo equipo tanto para la página como para la pantalla. De hecho, si Morris gana sería la primera vez en la historia que un libro electrónico gana un Oscar, y si Chico lo hace, España (y muchos países que hablen ese idioma, espero) reconocerían que el camino para contar historias puede incluir trazos de tinta o píxeles.

 Un detalle curioso es que tanto Morris como Chico llegan al papel (es decir, a la impresión) luego de las pantallas.Bill Joyce es el autor de Lessmore, y aunque es ilustrador de libros para niños, antes que una versión impresa lanzaron la maravillosa aplicación para el iPad. Moonbot se considera como empresa un ninja para contar historias, siendo capaces de explorar en cada formato giros diferentes que no sólo aprovechan el medio sino que enriquecen la historia y los personajes. Vean el corto animado y luego revisen el libro para darse cuenta de cómo pasa eso. Y ahora preparan el libro impreso y de seguro tendrá nuevos giros.

Por su lado, Mariscal creó el comic de Chico & Rita luego de terminar la película, pero este no es un «refrito» de los dibujos originales. Es una obra diferente, que pronto tendrá otro capítulo multimedial con el disco que tendrá las canciones de la película y nuevas ilustraciones para cada una.

 Así, mis favoritos para ganar estatuillas doradas este domingo son dos producciones que aprovechan medios y lenguajes diferentes no como consecuencia sino como parte integral del proceso de creación de la obra.

 En un país en el que un Ministerio busca aumentar la cobertura de la web y fomentar la alfabetización digital pero otro Ministerio sin conocer las consecuencias del acto sube en 10% los impuestos de importación de las consolas de videojuegos. Un país en el que la ley del libro separa a los cómics de «la literatura» y los castiga con un 16% de IVA. Un país en el que los maestros de literatura ven la ilustración como sólo un complemento al texto y, casi por completo, limitado a la infancia o facilitar la lectura de quienes no lo hacen bien. ¿Será que ese país tendrá un progreso más lento en su producción audiovisual pues se limita a basar inspiración y técnicas de producción en los ejemplos previos de la misma industria?

 Con temor veo como funcionarios imponen impuestos a una u otra forma de narración en un momento en el que las fronteras nacionales y expresivas se disuelven, permitiendo que los autores escojan la mejor mezcla de medios para su obra. Si eso pasa, será el bolsillo y no la creatividad quien corte las alas con las que pueden tomar vuelo las creaciones.

Necesitamos aprender a leer y escribir esta Colombia digital, porque el mundo está demostrando a diario que lo importante es narrar. Y a veces, las palabras no bastan.

 Postweet: Maravilloso que la familia de @DickenSchrader nos muestre cómo inspira y guía un padre sus hijos en el sXXI 

 Pablo Francisco Arrieta

Profesor y observador digital

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